Los espacios de vida de la fotógrafa Lynne Cohen se exponen en Madrid

  • Interiores domésticos y públicos, aulas, laboratorios, spas, siempre deshabitados, son protagonistas de las inquietantes imágenes de la artista estadounidense nacionalizada canadiense Lynne Cohen, a la que la Fundación Mapfre, en Madrid, dedica una gran retrospectiva.

Mila Trenas

Madrid, 18 feb.- Interiores domésticos y públicos, aulas, laboratorios, spas, siempre deshabitados, son protagonistas de las inquietantes imágenes de la artista estadounidense nacionalizada canadiense Lynne Cohen, a la que la Fundación Mapfre, en Madrid, dedica una gran retrospectiva.

Conocida pero no suficientemente valorada en España, Lynne Cohen (Racine, Wisconsin 1944) ha trabajado principalmente en Estados Unidos y Canadá pero también en varios países europeos como Francia, Bélgica o España.

En la última exposición que la Fundación Mapfre organiza en la Sala Azca, ya que en mayo está prevista la inauguración en Recoletos de una sala dedicada a la fotografía, se han reunido 87 imágenes de muy diferente procedencia.

Comisariada por Nuria Enguita, la muestra recorre desde los primeros trabajos en blanco y negro realizados a partir de 1971, hasta los últimos fechados en 2012. "Lynne llegó a la práctica fotográfica desde el arte con una formación como escultora y grabadora".

Influenciada por movimientos como el pop, le interesaba trabajar a partir de la instalación y ello le llevó a usar la fotografía "para mostrar esa realidad que primero encuentra y luego busca, esos espacios de vida"", comentó la comisaria.

En su trabajo, Cohen ha sido de los pocos artistas que sistemáticamente ha fotografiado interiores "que son para ella instalaciones que forman parte de un paisaje humano del que no nos damos cuenta de su rareza hasta que no lo apreciamos en sus imágenes".

Su forma de hacer se caracteriza por el interés por la geometría y la iluminación plana "que utiliza para no mostrar artificio alguno, aunque eso mismo hace que sus piezas parezcan muy artificiales, en unas imágenes en las que todos los detalles tienen la misma importancia", en opinión de Nuria Enguita, quien excusó la ausencia de la artista por su delicado estado de salud.

El recorrido cronológico planteado por la comisaria permite apreciar la evolución de Cohen, que desde el principio buscó una imagen directa, anónima y lo más neutra posible.

En los años setenta su interés se centró en el artificio psicológico y sociológico en el que vivía la clase media americana en auge y por ello fotografió principalmente espacios domésticos, salas de estar, oficinas, salas de reuniones, clubes de hombres, y salones de belleza.

En la década de 1980, Cohen se interesó por los mecanismos de control y manipulación de la sociedad y dirigió su objetivo hacia instituciones más autoritarias, como laboratorios, centros de formación, aulas y campos de tiro. En los 90 empezó a fotografiar fábricas y balnearios y a partir del año 2000, sin cambiar el tipo de espacios que retrató, se lanzó a utilizar el color en sus obras.

Aunque fotografía los espacios tal como los encuentra da la impresión de estar viendo una puesta en escena. "La gran escala de sus fotografías invita al espectador a entrar en la imagen, escudriñarla y sacar su propia interpretación de la misma".

La ausencia de personas en sus imágenes la justifica la artista al afirmar que no sabría dónde colocarlas, "pero, sin embargo sus fotografías están llenas de una persistente presencia humana".

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