Los superhéroes también mueren, pero resucitan (a veces)

  • Son duros como el acero. Capaces de tumbar al villano de un solo golpe. Desafían a la gravedad volando. A los elementos, ardiendo. Son capaces de leer la mente. Y tan rápidos como la luz. Son superhéroes del cómic. Tienen cualquier poder que un humano pueda soñar. Parecen invencibles y no lo son. Ellos también mueren. El último en caer ha sido la Antorcha Humana. Batman, Superman o el Capitán América ya cayeron antes, aunque un giro dramático les volvió a la vida.
Superman murió para reavivar las ventas de su serie
Superman murió para reavivar las ventas de su serie
Ian Walton/Getty Images
M. J. Arias

Admirados y respetados, los superhéroes no son tan inmortales como se podría imaginar. Tienen poderes y habilidades especiales, es cierto, pero a veces eso no es suficiente para vivir eternamente. Después de todo, su materia prima no deja de ser la tinta y el papel. El último en pasar a mejor vida ha sido la Antorcha Humana, dejando a Los Cuatro Fantásticos en tres. Antes que él otros más poderosos como Batman o Superman cayeron, aunque algunos son resucitados pasado un tiempo.

Dicen desde Marvel que la idea de finiquitar a la Antorcha Humana es "el primer gran movimiento hacia la excitante evolución" de esta saga familiar que vio la luz en 1961. El guionista Stan Lee (padre también de Hulk y Spiderman) y el dibujante Jack Kirby fueron quienes dieron vida a Reed Richards, Susan Storm, Jonnhy Storm y Ben Grimm, o como se les conoce comúnmente, Mr. Fantástico, La Mujer Invisible, Antorcha Humana y La Cosa. Una verdadera familia en la que tres de ellos están emparentados directamente. Susan es la mujer de Reed -ambos protagonizaron una de las bodas más famosas del mundo del cómic- y hermana de Jonnhy. El que dice adiós ahora a la saga es este último, que muere a manos de un supervillano (mejor no contar nada más) a partir del número 587 de la serie, escrito por Jonathan Hickman e ilustrado por Steve Epting dentro de la saga 'Three'.

Para quienes no estén familiarizados con el mundo de los superhéroes de las viñetas la muerte de uno de ellos puede resultar, cuanto menos, chocante. Sin embargo, es más común de lo que parece en un primer acercamiento a su mundo de poderes, habilidades y rarezas varias. Sea por una pura cuestión de marketing, por petición popular o por giro argumental, lo cierto es que hay más de un (super)héroe que ha mordido el polvo hasta las últimas consecuencias. Eso sí, los más valiosos terminan por volver a la vida. Matar a la gallina de los huevos de oro no es el objetivo ni de DC ni de Marvel -las dos grandes-. Así hicieron con Superman a principios de los noventa, por ejemplo.

El Hombre de Acero, ése al que todos tenían por invencible, andaba de capa caída en cuanto a ventas se refiere, así que en DC decidieron dar un giro al personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster en 1938 (Superman fue el primer superhéroe). ¿Qué hacer para reanimar una saga en decadencia? Matar al protagonista. Eso fue lo que se les ocurrió y funcionó. Un antiguo habitante del planeta de origen del héroe (Krypton) de nombre Doomsday fue el villano que pasó a la historia por ser el único capaz de derrotar a Superman. Murió en brazos de su adorada Lois Lane tras una dura batalla por salvar una vez más la Tierra. Los personajes de DC acudieron en masa a su funeral para darle un último adiós. Todo fue una pantomima bien orquestada. Tras el deceso de Superman, éste volvió sólo cinco meses después en forma de cuatro clones que contienen algunas de sus partes.

Matar a Superman tiene su mérito, ya que al ser un extraterrestre con poderes descomunales sólo un igual podría haberlo hecho. Y así ocurrió. No tan difícil parecía cargarse a Batman. Después de todo no deja de ser un hombre con una buena preparación física y el dinero suficiente para costearse los 'gadgets' que le ayudan en su lucha contra el crimen. El Hombre Murciélago estuvo a punto de morir en 'El regreso del señor de la noche' (1986), de Frank Miller. El prestigioso autor contó el final de un Bruce Wayne cincuentón y acabado que se enfrenta a Superman y muere en sus brazos. Sólo fue un amago de muerte, porque unas páginas después se muestra que seguía respirando. El impacto duró poco. Más fuerte fue el ver a Batman en un ataúd en '¿Qué le sucedió al cruzado enmascarado?' (2009). En este cómic book Neil Gaiman narra el fin del protector de Gotham visto desde la perspectiva de aquellos que le conocieron. El Joker, Selina, el Pingüino… todos dicen haber acabado con él.

Quien muere con verdadera premeditación es el segundo Robin. Lo suyo fue la crónica de una muerte anunciada y por petición popular. Conscientes de que Jason Todd no caía demasiado bien entre los lectores, los editores idearon un plan. Serían los seguidores quienes decidiesen el futuro del sucesor de Dick Grayson. Sólo tenían que llamar a un número de teléfono para votar si salvaban al chico o no. Al final, ganó el 'no' por 72 votos de diferencia y Jason Todd pasó a mejor vida sin que Batman pudiera llegar a tiempo para salvarle. Era el final de la década de los ochenta (1989) y ocurrió en 'Una muerte en la familia'. Después resultó que Todd no estaba muerto e inventaron una rocambolesca historia para justificarlo. Muerto o no, el personaje de Robin siguió vivo, ya que hubo otros chicos (incluso una chica) que se enfundaron el colorido traje. Lo mismo ocurrió con otros como Linterna Verde y Flash. Murieron, pero el personaje siguió existiendo porque otros adoptaron su identidad de enmascarado.

También falleció y acabó volviendo El Capitán América. Su muerte fue un auténtico bombazo. Símbolo de los Estados Unidos, patriota donde los haya, decidieron acabar con él en 2007. El alter ego de este héroe, Steve Rogers, cometió el error de oponerse a la política de la Casa Blanca y un francotirador acabó con él cuando subía las escaleras del tribunal de justicia de Nueva York. Después regresó en la serie 'Capitan America Reborn', aunque su ayudante Bucky ya estaba ejerciendo de su predecesor en el cargo. Parece que el disparo no lo mató del todo, sino que lo congeló. ¡Cosas de superhéroes!

No gozó de una nueva oportunidad otro de los capitanes más famosos del cómic, el Capitán Marvel. Al menos hasta que a alguien se le ocurra devolverlo a la vida y recuperarlo. Creado por Gene Colan y Stan Lee en 1967, falleció en 1982 y desde entonces descansa en paz. Le mató el cáncer que le provocó la lucha contra Nitro, un villano cargado con una sustancia tóxica. Otro que murió y no resucitó, sino que es el arranque de toda la historia, es El comediante. Su asesinato desencadena toda la trama de una de las mejores novelas gráficas de la historia, 'Watchmen'. Escrita por Alan Moore y dibujada por David Gibbons a finales de los ochenta (1986-1987), sus protagonistas son hombres y mujeres disfrazados que luchan contra el crimen. Considerarlos héroes es ya cuestión de cada uno y un debate aparte. Casi es más una historia sobre superhéroes/héroes que con superhéroes/héroes como protagonistas.

Ellas también tienen varias vidas

En 1981, Frank Miller creó el personaje de Elektra. La explosiva chica que vestía muy ajustado y de rojo vivo no era más que una secundaria en la serie de Daredevil -el héroe ciego al que dio vida en la pantalla Ben Affleck-. El personaje fue evolucionando pasando de villana a buena y de buena a novia del 'prota'. Hasta que Miller decidió dar un golpe de efecto y matarla de la forma más triste. Elektra murió víctima de sus propios puñales a manos de Bullseye. Eso sí, expiró en brazos de su amado. Muerta la heroína, llegó la hora de la resurrección y la serie propia. Una secta ninja fue la encargada de devolver a la vida la chica de Daredevil.

Pero la reina en esto de morir y resucitar después tantas veces como haga falta es Jean Grey. Va con el cargo, podría decirse. La doctora Jean Grey, miembro ilustre de los X-Men, forma parte de la pandilla creada por Jack Kirby y Stan Lee (otra vez ellos) para Marvel en 1963. El personaje era un tanto insípido comparado con otros mucho más potentes como Lobezno o Magneto. Así que decidieron darle una vuelta. En esas andaban cuando se les ocurrió que la mejor forma de reinventar al personaje era matarlo y hacerlo resurgir cual ave Fénix. Y ahí está, la doctora Jean Grey es Fénix. Murió por culpa de sus propios poderes descontrolados y renació como un personaje maligno. Los remordimientos pudieron con ella y se suicidó. La cosa no acabó ahí. Resucitó de nuevo y volvió a morir. Y así hasta el infinito. Es lo que tiene ser Fénix. Lo suyo es un auténtico bucle de muerte y resurrección.

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