Marta Moriarty reaparece con la apertura de 'Slowtrack', un espacio de arte innovador

Marta Moriarty ha dirigido librerías y galerías de arte en los primeros años de la transición española a la democracia. Su trabajo ha estado siempre guiado por una mezcla rara de intuición, tesón y conocimiento.
Después de una larga década de paréntesis, en la que su actividad ha sido más intensa que nunca, pero también más consciente, interior y desinteresada (en estos años, con una mano tendida a su tarea como galerista y comisaria de exposiciones, ha viajado de manera sistemática, ha estudiado religiones comparadas en Londres y ha desentrañado el fascinante mundo de Cézanne en numerosos escritos), vuelve a la escena madrileña con la creación de un espacio de arte en el que el diálogo entre las artes, la convivencia creativa de generaciones, y la apertura al disfrute y al misterio de la belleza, donde quiera que se encuentre, estructuran una propuesta novedosa y arriesgada.

P. ¿Cómo ha surgido 'Slowtrack'? ¿De qué ilusiones y de qué inquietudes?
R. Slowtrack surge en Cañizares 12 de la necesidad de compartir y dar cuerpo y lugar a una voluntad de vivir en libertad y a ritmo lento. Surge porque creemos que el Arte no es una palabra ni un soporte determinado sino un modo de vida. Surge porque pensamos que la generación 83/93 necesita lugares, apoyo y entusiasmo.

P. ¿Quiénes formáis el equipo y a quién queréis dirigiros?
R. El equipo lo componemos Amaia de Meñaka , Inés Muñoz Cano y yo, que estamos para todo. Estas chicas son un lujo, ambas menores de 30 años (28 y 24), sobradamente preparadas, graciosas y listísimas . Aparte de ellas tenemos el equipo externo: Nina Aranda (20) se ocupa de la música, María Ballesteros (29) lleva el teatro, Nuria Cubas (24) es la que organiza las proyecciones de cine, Alvaro de Blas programa los performances , Jon Huarte (22) coordina las intervenciones de Arte Urbano y el diseño, Sandwich Mixto nos prepara los fanzines. Yo soy la que llevo la batuta en las exposiciones de Arte que se reparten entre jóvenes muy jóvenes y maduritos consagrados, a los que se pide que convivan alegremente.
Nos dirigimos a quien quiera encontrarse con nosotros, no programamos en función de gustos sino de convicciones. Aquí va a haber mucha gente joven, luego es normal que venga público joven pero los mayores necesitan la energía de la nueva generación. El intercambio, la interacción, es necesaria.

P. ¿Cómo contempláis la relación del arte con la sociedad, desde 'Slowtrack'?
R. En algún lugar leimos que Dora García decía: "El arte es para todos pero solo una élite lo sabe". Queremos ampliar la noción de arte aportándole naturalidad, desenfado, domesticidad, y pies en tierra . Es cierto que los lectores, escritores, músicos, artistas, y disfrutadores de la cultura, son de alguna manera una élite, y a mucha honra, no hay que bajar el listón sino poner andamios y escaleras para que todos puedan subirse al carro y disfrutar en él. Sin complejos ni rebajas.