Menéndez Salmón desliza un trávelin por los horrores del siglo XX en Medusa

  • El escritor gijonés Ricardo Menéndez Salmón ha relatado en su novena "Medusa", presentada hoy en Oviedo, la biografía de un artista durante el siglo XX, a modo de trávelin de las crueldades y horrores bélicos con la perspectiva de "un notario de un mundo oscuro".

Oviedo, 11 sep.- El escritor gijonés Ricardo Menéndez Salmón ha relatado en su novena "Medusa", presentada hoy en Oviedo, la biografía de un artista durante el siglo XX, a modo de trávelin de las crueldades y horrores bélicos con la perspectiva de "un notario de un mundo oscuro".

No es una novela amable, no describe vidas felices, no deja buen cuerpo, reconoce Menéndez Salmón a Efe antes de reflexionar que "si la literatura tiene algo que decir es con historias de este fuste, no a través de historias rosas".

De ficción, pero con "mucha carga ensayística", explica el escritor que es "Medusa", como sus ocho novelas anteriores, breves, "de ideas"; sin largas descripciones, diálogos o vidas íntimas de los personajes.

"Medusa" emparenta con dos de sus obras anteriores, "La ofensa" y "La luz es más antigua que el amor", mas sin ser una trilogía, sin continuaciones de trama, con independencia de argumento, aunque a sus lectores habituales les producirá, advierte, "una sensación de cierre por un lado y de unidad por otro".

La novela, que publica este mes Seix Barral, es, según el autor, una reflexión sobre la maldad y el dolor en el mundo y la labor del arte como paliativo, consuelo, salvación y notario.

Si en "La ofensa" el protagonista decidía dejar de mirar, en "Medusa", al contrario, decide atisbar "hasta el final", a fondo, escudriñar, aunque sea para observar los horrores bélicos desde 1914 hasta los años sesenta del siglo pasado, con guerras mundiales, dictaduras iberoamericanas y holocaustos en Japón.

Así, el elemento central de la novela es la mirada, porque según Salmón, "el ojo es el órgano por antonomasia para captar la realidad" y para ello el siglo XX contó con prótesis oculares como el cine y la fotografía.

Menéndez Salmón califica su "Medusa" de trávelin y que además se adentra en el recurrente debate entre la privacidad del arte y su parte pública.

Del título, "Medusa", únicamente el escritor desvela que guarda relación con la pintura homónima de Caravaggio, nada más, porque "el enigma cobra dimensión en la novela", agrega.

Asimismo, reconoce que no se ha asomado a temas nuevos que no haya tratado en sus anteriores novelas, con las que ésta es "solidaria"; ya que ha regresado a sus habituales "obsesiones", aunque siempre busque "ropajes" nuevos, diferentes.

Avisa también de que, además de ser un drama que no deja buen cuerpo, no es horizontal, no sigue los cánones de inicio, nudo y desenlace, así que "exige detenerse, profundizar en lo que se cuenta".

Ha echado una mirada a atrocidades del siglo anterior, pero Menéndez Salmón es más optimista para éste, pues cree que de la gran crisis socioeconómica vigente se saldrá sin otra guerra mundial, sin enfrentamientos entre países, aunque la depauperación lleve a repensar conceptos, como el del estado del bienestar e incluso el de Europa.

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