México ilustrado

  • Hasta el 9 de enero el Instituto Cervantes de Madrid acoge la exposición "México ilustrado. Libros, revistas y carteles, 1920-1950". Una selección de 400 obras que contribuyeron a la difusión de las reformas culturales y políticas que se pusieron en marcha tras el triunfo de la Revolución Mejicana.
Una exposición muestra el esplendor del dibujo y la gráfica mexicanos
Una exposición muestra el esplendor del dibujo y la gráfica mexicanos
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Hasta el 9 de enero, la sede madrileña del Instituto Cervantes acogerá la exposición "México ilustrado. Libros, revistas y carteles, 1920-1950". Una selección de 400 obras (algunas de ellas firmadas por grandes artistas como Diego Rivera o Miguel Covarrubias) que tuvieron la misión de difundir las reformas culturales y políticas en las décadas posteriores a la Revolución Mejicana.

"El periodo 1920-1950 es el periodo del esplendor del dibujo y la gráfica", afirma Salvador Albiñana, el comisario de la exposición. "1920 marca el final de la etapa armada de la Revolución y el comienzo de la aplicación del programa reformista. Pero también el inicio del debate acerca de cómo debía ser ese nuevo México, cómo combinar hispanismo e indigenismo y sobre qué papel debían jugar el arte y la literatura"

"1950 es una frontera muy utilizada por la historiografía del arte en México, ocaso ya de una pintura mural reiterativa. Es también el año en que Octavio Paz publica El laberinto de la soledad, el ensayo más influyente del México contemporáneo, en el que llama a quebrar el cerrado nacionalismo cultural del periodo previo".

Tres décadas de gran ebullición cultural entonces, a la que contribuyeron también los muchos intelectuales que volvieron a Méjico tras el triunfo de la Revolución y el pequeño ejercito de refugiados políticos (como Trotski, antinazis alemanes y centroeuropeos y, como no, republicanos españoles) que afluyeron a Méjico como atraídos por un gran foco, dando a toda la producción gráfica y artística, sobre todo de los años 40, unos matices más internacionalistas.

"Fueron años muy intensos en la vida política, cultural y artística de México", sigue Salvador Albiñana: "También años que coinciden por un tiempo con episodios internacionales que afectaron también a México, como el auge del fascismo en Europa. Todo ello dio gran plasticidad y diversidad a la ilustración, al grabado y al diseño gráfico".

La muestra se articula en varias secciones que intentan ofrecer una visión exhaustiva de todas las diferentes matrices de la producción gráfica de ese periodo: La Revolución; México en construcción; Vanguardias, artes y letras; ¡Libro, hoz y martillo, escuela, campo y taller!; La ilustración en los libros y La imprenta moderna. A estas seis secciones temáticas se suman otras cuatro que están dedicadas a diferentes autores: Dr. Atl, Nahui Olin, Diego Rivera, Miguel Covarrubias y Leopoldo Méndez.

"En cierto modo la exposición permite ver la diversidad de opciones políticas, culturales y artísticas y que actuaron y polemizaron en un México que, tras la Revolución, intentó (sin lograrlo del todo) establecer un común denominador de la mexicanidad. La exposición intenta trasmitir a través de la ilustración y del grabado las imágenes de los muchos "Méxicos" que convivieron en esos apasionantes años".

Además de ser una ocasión para ver cómo Méjico nos veía (una parte de la muestra está dedicada a las relaciones artísticas entre España y México y evidencia la mutua relación entre los escritores, los diseñadores gráficos, los ilustradores y los editores de ambos países en aquel periodo), esta exposición da sobre todo la oportunidad de ver lo que Méjico fue capaz de hacer, de comunicar y de significar en las tres décadas posteriores a la Revolución para el resto del mundo.

Libros, carteles de propaganda, carteles de cine o de exposiciones de arte, revistas, libros para niños, mapas y guías de las principales ciudades mejicanas que en esos años se convirtieron también en uno de los destinos turísticos favoritos sobre todo para los norteamericanos. Un sinfín de magistrales manchas de color (sobre todo de negro y de rojo) subyugadas a los cánones y las herramientas de la gráfica y del diseño de aquellos años. Merece la pena ir a verla.

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