Miguel De Pablo, el único crédito en una desalentadora tarde en Las Ventas

  • Desconcertante y desalentadora novillada hoy en Las Ventas, en el primer festejo del ciclo de "encastes minoritarios", por la escasa colaboración del ganado y la poca disposición de dos de los novilleros. Se salvó Miguel de Pablo con una meritoria actuación reconocida con las únicas ovaciones.

Juan Miguel Núñez

Madrid, 2 sep.- Desconcertante y desalentadora novillada hoy en Las Ventas, en el primer festejo del ciclo de "encastes minoritarios", por la escasa colaboración del ganado y la poca disposición de dos de los novilleros. Se salvó Miguel de Pablo con una meritoria actuación reconocida con las únicas ovaciones.

FICHA DEL FESTEJO.- Cinco novillos de Prieto de la Cal y uno, el primero, lidiado como sobrero, de Juan Antonio Ruiz Román, deslucidos por su falta de fuerzas y de raza.

Pascual Javier: tres pinchazos, estocada y tres descabellos (silencio tras aviso); y estocada (silencio).

Miguel de Pablo: bajonazo (ovación); y media (ovación).

Miguel Cuartero: pinchazo y casi entera desprendida (silencio); y estocada y cuatro descabellos (silencio tras un aviso).

En cuadrillas, destacó la brega de Fernando Téllez en el tercero.

La plaza tuvo menos de un cuarto de entrada en tarde ligeramente fresca y con ráfagas de viento que en ocasiones se notó en el ruedo.

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PANORAMA DESOLADOR

Imponente novillada. Casi una corrida de toros, y sin el casi para muchas plazas "de segunda" donde las figuras libran en verano la temporada de ferias. Parece un contrasentido, el toro grande para el más inexperto, y al revés. Así está el toreo.

Pero los novillos de Prieto de la Cal tuvieron sólo fachada. Ni raza ni fuerzas. Imposibles para hacer el toreo. Y tampoco los novilleros estuvieron muy allá. El único que medio salvó los muebles fue De Pablo, variado, valiente y con cierto gusto en la interpretación. Los otros no se enteraron, Javier por precavido y Cuartero por inexperto. Panorama desolador.

El sobrero de "Espartaco", mansón, buscando las tablas, apenas dio de sí. Y enfrente un desconfiado Pascual Javier que tampoco estuvo por la labor. El cuarto, sin humillar y de medias embestidas, tenía tendencia a "meterse". Pero apenas apretó también por sus escasas fuerzas. Pascual mostró la misma nula voluntad.

Miguel de Pablo tuvo un primer novillo que se movió, aunque sin clase, con más genio que bravura. Se afanó con el capote, en el saludo a la verónica y en un galleo por chicuelinas, en tanto con la muleta mostró también disposición, no obstante, sin terminar de armar faena. En el quinto, tan noble como escaso de celo, volvió a estar muy firme, por encima de las circunstancias, aunque el trasteo tampoco llegaría a ninguna parte.

A Miguel Cuartero le tocó un primero, el colmo de la mansedumbre, que llegó a echarse dos veces en el transcurso de un largo e insípido trasteo. Idéntico panorama con el topón y deslucido sexto. Quiso Cuartero, pero no pudo, ni supo.

Desolador panorama.

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