Miñarro propone un "divertimento" libre y desenfadado sobre Amadeo de Saboya

  • Alicia G. Arribas.

Alicia G. Arribas.

Madrid, 26 may.- El productor catalán Luis Miñarro estrena el próximo viernes su primer largo de ficción, "Stella cadente", una cinta sobre Amadeo I de Saboya que mezcla historia, sexo, melodrama y política en una visión muy particular y libre; un "divertimento", explica el director a Efe, que lleva dentro mucho de sí mismo.

"Amadeo de Saboya era un personaje ignorado; estuvo tres años gobernando este país y nadie sabia nada de él, estuve indagando y comprobé que había pasado sin pena ni gloria. Me pareció un sujeto interesante, porque, aunque todo esté basado en hechos reales, me permitía inventar".

Entre los rasgos auténticos, enumera Miñarro, "era masón, tuvo un amante, era voyeur, leía novela erótica: no hay nada gratuito en 'Stela cadente'".

Reconoce que en la película están "él y su mundo personal": detalles como las flores, los minerales, la comida, la música... "Es muy heterodoxa, hecha con total libertad, pero con toda la voluntad de compartir".

Hasta ahora, el productor había hecho dos documentales, uno "muy español", sobre su familia, "Familystrip" (2009) y otro, "Blow Horn", "muy indio". Este, aclara, es "muy italiano".

Explica el cineasta que se rodó en Barcelona y en un castillo medieval del sur de italia, que usó para transmitir la idea de que "aquella España era como un limbo, un sitio desconocido para Amadeo en el que podía pasar cualquier cosa".

Y así ocurre, que los días y las noches pasan entre los más aburridos minutos de soledad, donde el rey solo dispone de la compañía de su asistente (Lorenzo Balducci), y los fascinantes encuentros sexuales que Amadeo contempla y, a veces, comparte, con su cocinera (Lola Dueñas).

En su opinión, "no había en España un actor más preciso para Amadeo que Álex Brendemühl, que recibió relativas instrucciones, y lo abordó física y geográficamente, entendiendo por geografía su propio cuerpo, enganchándole con el paisaje, creando una ensoñación".

"Me gustan los perdedores, los fracasados", dice Brendemühl a Efe; y también le gustó que el tema tenía "muchos paralelismos con el momento actual que vive España, con confusión y oscurantismo".

Este es un rey que ha fracasado en su intento de democratizar la España de 1871 y "acaba regresando a Italia diciendo que este un país de ingobernables".

Y apoya la definición de "divertimento" para una película que se rodó "con inspiraciones sobre la marcha a las que nos íbamos adaptando, una absoluta improvisación con momentos muy exquisitos", una libertad que han valorado tanto Brendemühl, como "su esposa, la reina", Bárbara Lennie.

"Ha sido un rodaje muy intuitivo, yo no tenía la sensación de estar haciendo una película surrealista, es más -apunta la actriz a Efe-, yo era la más terrenal de esa corte extraña".

La actriz cree ver en esta historia "el mismo sentimiento de soledad que tiene (Miñarro) dentro de la industria; por muchas cosas -explica Lennie-, por su momento vital como cineasta, como hombre de la cultura, ha plasmado cosas que le inquietaban a él (...), se mezclaban muchas cosas que él podía volcar en este personaje".

"Es muy vital, muy luchador, muy peleón, y en eso difiere de Amadeo, más melancólico, y que se queda en los discursos".

Para el actor catalán, la visión de Luis Miñarro es "una alegoría, una fantasía sobre este personaje que no puede actuar y de alguna manera huye a otros mundos artísticos y de goces y ahí nace la película más libre".

"Hay al menos, dos películas -resume Brendemühl-; la más poética, más salvaje, de capricho y divertimento, y la histórica en donde se dan datos de lo trágico de este personaje".

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