Misión no imposible: aprender inglés a los 50

  • Ni pérdida de tiempo ni misión imposible, estudiar inglés a partir de los 50 años puede llegar a ser una forma de envejecimiento saludable y, lejos de convertirse en quimera, de poder ver cumplido el sueño de entenderse sin problemas cuando se viaja o de seguir una película con la auténtica voz de los actores.

Pilar R. Veiga

Madrid, 25 may.- Ni pérdida de tiempo ni misión imposible, estudiar inglés a partir de los 50 años puede llegar a ser una forma de envejecimiento saludable y, lejos de convertirse en quimera, de poder ver cumplido el sueño de entenderse sin problemas cuando se viaja o de seguir una película con la auténtica voz de los actores.

"Cada vez se está mejor a partir de los 50 años y la gente se apunta más a los cursos de idiomas", afirma a Efe la secretaria general de la Asociación de Promotores de Cursos de Idiomas en el Extranjero (Aseproce), Marta Galea, que considera que en cualquier momento de la vida se puede estudiar inglés pues siempre será "útil, entretenido y aprovechable".

Aunque cerca del 80 por ciento de las personas que salen fuera de España para estudiar un idioma sigue siendo menor de 18 años, sí está aumentando la demanda de los que ya han cumplido medio siglo de vida, que desean "estar activos y ocupar el tiempo" una vez, por ejemplo, prejubilados, comenta Galea.

Gran Bretaña o Irlanda son los destinos más demandados para cualquier época del año, y el perfil del mayor de 50 que viaja para hacer un curso de inglés es hombre o mujer indistintamente, que ha dejado de trabajar y que no tiene pareja, aunque también se animan algunos matrimonios.

Los cursos para adultos no varían de precio respecto a los de los más jóvenes -2.000 euros de media dos semanas en Gran Bretaña-, sostiene la secretaria general de Aseproce, entidad que reúne a 70 empresas que organizan cursos en el extranjero con calidad y profesionalidad.

"Estoy haciendo realidad una ilusión", dice Alejandro Porras, un ingeniero técnico industrial de 69 años que, tras jubilarse hace cuatro, quiso profundizar en un idioma que solo estudió como "maría" cuando era universitario.

Ha seguido cursos en Gran Bretaña -Londres y Torquay-, alojándose en residencias y, cuando conocía a algún español, procuraba hablar en inglés "incluso por la noche en el pub".

"Es un esfuerzo grande pero te recompensa", señala Alejandro, que piensa que "sin inglés en el extranjero eres un analfabeto total" y él ya puede llevar "la voz cantante" cuando viaja con su grupo de amigos españoles.

Además, está "encantado" con sus compañeros de cursos ya que, aunque la mayoría tienen menos de 30 años, le tratan "muy bien" al igual que los profesores; "no se me distingue en ningún sentido por la edad", asegura.

Espera poder viajar pronto a Vancouver (Canadá), donde le han dicho que además de perfeccionar su inglés contemplará unos "paisajes impresionantes".

María Jesús Ostos, una economista de 53 años que trabaja en Aena Internacional, reconoce que lleva toda su vida apuntándose a inglés "un año sí, dos no", pero que ahora se lo está "tomando en serio".

Después de que en su empresa le animara a irse un mes a Londres, comprobó que había mejorado su nivel; en la actualidad está apuntada a un curso anual de tres horas durante tres días a la semana.

"He mejorado bastante", resalta María Jesús, que ahora está más segura de cara a una posible reestructuración laboral; "podré encontrar algo con mi inglés", confía.

Esta estudiante "senior" destaca que es "un esfuerzo muy grande y hay días que te da el bajón", pero que "por la edad no se debe dejar de hacer nada".

Además, como recuerda la empresa de idiomas en el extranjero ESL, aprender un idioma es una gimnasia mental que mejora la plasticidad cerebral, aumenta la capacidad de concentrarse e incluso, según algunos estudios, puede retrasar la aparición de la enfermedad del Alzheimer.

Y para los que prefieren no irse lejos, los mayores de 50 también pueden apostar por perfeccionar el inglés en las escuelas de idiomas que tengan más cerca de casa o por iniciativas gratuitas como la de intercambio y actividades sociales MadridBabel, que nació en el año 2000 y que tiene sucursales en Barcelona, Cádiz, Logroño o Toledo.

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