"Morante" paga los platos rotos de una mala corrida

  • Juan Miguel Núñez.

Juan Miguel Núñez.

San Sebastián, 15 ago.- Una mala tarde de toros, en el sentido literal de la palabra, es decir, peores toros que toreros, hoy en San Sebastián, terminó pagándola el nombre de más relevancia en el cartel, "Morante de la Puebla", abroncado inexplicablemente después de haber firmado los únicos pasajes con cierto interés artístico del festejo.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados aunque con desigualdades, flojos y descastados. Corrida muy deslucida en la que podría salvarse el tercero, aunque también sólo por el pitón izquierdo y con escasa duración.

Raúl Gracia "El Tato": gran estocada (ovación); y estocada desprendida y descabello (ovación).

Juan Antonio "Morante de la Puebla": media estocada (pitos); y tres pinchazos y descabello (bronca).

Daniel Luque: bajonazo y estocada desprendida (ovación); y pinchazo y otro hondo (ovación tras aviso).

La plaza tuvo casi media entrada en tarde excelente, lo que significó que el párpado de la cubierta estuviera abierto por completo.

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LA "DIVERSIÓN", LA BRONCA

La feria no levanta vuelo. Hoy hubo mejor entrada, sin llegar a la mitad del aforo, pero todavía menos entretenimiento que el día anterior. En realidad se temía que lo de la escasa concurrencia fuera un parámetro fijo en el ciclo. No se contaba, sin embargo, con tanto aburrimiento. Y algo más sorprendente: "la diversión" en la tarde terminó siendo la bronca a "Morante".

Tenía razón con enfadarse el respetable como se le llamaba antes al público de toros. Pero equivocó el blanco de sus iras al querer hacer pagar los platos rotos a "Morante", sin valorar debidamente su gesto de dejarse anunciar con dos toreros que aportaban poco a la taquilla, que a fin de cuentas es lo que buscan todas las figuras a excepción de José Tomás, que van arropándose entre ellas.

Y fue injusta la bronca también y sobre todo porque, a pesar de los despropósitos, que también los tuvo el de La Puebla, sin embargo, el toreo más loable por bello y exquisito lo hizo él.

No dio opción la corrida de Juan Pedro Domecq para otra cosa que no fuera la firmeza y el empeño que puso "El Tato" en los dos de su lote. Algún natural suelto, limpio y de gran estética, en el que abrió plaza, pero hay que insistir en que fueron muy de uno en uno, sin ligazón por la falta de "motor" en el toro. Y otra vez la perseverancia del maño frente al cuarto. Y que a los dos los mató muy bien, sobre todo al primero.

Con Luque quedó el personal encantado, muy agradecido a su enorme insistencia. Aunque tantas ganas terminaron teniendo expresiones algo toscas y desde luego violentas. Muchos retorcimientos y trallazos en las dos faenas del joven torero de Gerena, que en el colmo de la laboriosidad llegó a escuchar un aviso antes de montarle la espada al borrico sexto.

El toreo es otra cosa, como explicó "Morante". O como intentó explicar, pues en realidad no le dejaron ni la incapacidad de los toros ni la impaciencia del público.

Mas ahí quedó el encanto de una verónicas de muñecas rotas y cintura quebrada al segundo; otros buenos lances por el pitón derecho en el saludo al quinto; y a éste todavía dos trincherazos con mucho sabor en la apertura de faena -en realidad no hubo faena como tal, más bien trasteo, que suena a menos-, y por la derecha unos apuntes de mentón hundido y dos "cositas" por la cara cuando ya el animal se negó en redondo doblando las manos.

"Morante" se fue a por la espada encogiéndose de hombros como aquel picador de la historia que en situación parecida se preguntaba "¿qué quedrán?". Pues eso, que no había nada que hacer.

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