Muchachito afirma que "Idas y vueltas" busca "más energía que perfeccionismo"

  • Barcelona.- Locuaz, divertido y un punto canalla, así es Jairo Perera, líder de la banda Muchachito Bombo Infierno, que con su tercer disco, "Idas y vueltas", en el que ha primado "más la energía que el perfeccionismo", se consolida como uno de los grupos rumberos más queridos por el público español.

Muchachito afirma que "idas y vueltas" busca "más energía que perfeccionismo"
Muchachito afirma que "idas y vueltas" busca "más energía que perfeccionismo"

Barcelona.- Locuaz, divertido y un punto canalla, así es Jairo Perera, líder de la banda Muchachito Bombo Infierno, que con su tercer disco, "Idas y vueltas", en el que ha primado "más la energía que el perfeccionismo", se consolida como uno de los grupos rumberos más queridos por el público español.

"Hay tomas que grabé el primer día cuando venía de 'empalme'. Metí la voz y no la quise cantar mejor porque la perfección acaba enfriando las canciones", explica a Efe Jairo Perera, también conocido como Muchachito.

Un álbum, "Idas y vueltas", que nació después de una extensa gira y de una elaborada producción en "La Cueva", un garaje convertido en centro social y en una "gran cocina" por el que se han paseado músicos, familiares y amigos del grupo. Todos aportando un pellizquito de arte, 'saleo' e ideas.

"En la Cueva se hace todo con mucho cariño. Pones la idea en la mesa y a ver qué cara pone el que pega el primer bocao", explica el músico.

"Los gatos no tienen dueño, los gatos no tienen amo (...) Tierno loco por vivir", proclama Muchachito en "La Noche de los gatos", primer sencillo del álbum y toda una declaración de intenciones rumbera con un videoclip en planosecuencia que ya ha hecho historia.

Porque Muchachito es rumba de pies a cabeza, desde la guitarra que siempre le acompaña a la americana, el sombrero y la camisa abierta de pelo en pecho, condiciones 'sine qua non' de su vestuario. "La rumba como actitud ayuda mucho en la vida -dice Jairo- como picaresca y como muleta pa' tirar pa'lante".

Aunque no sólo del espíritu rumbero hablan sus letras. Las fuentes de inspiración de Jairo son inacabables: el amor, la familia, las juergas o los trepas. Muchas temáticas que, sin embargo, para el cantante son lo mismo.

"Yo canto a los amigos que están y a los que no están, a la libertad, a la superación... todo podría ser una misma canción, lo que pasa es que tienes que parar y coger aire", añade Jairo no sin cierto vacile.

Bromas y canalladas que son inherentes a su simpatía y su lenguaje. Porque Jairo también es pura verborrea, y va destrozando diccionarios de corrección lingüística a base de 'aos', ¿sabes?, y 'tío', algo que probablemente pondría de los nervios a un académico pero que conecta con la calle y le permite hablar sin tapujos.

"Barcelona trata a los músicos como delincuentes y se olvida de Peret, del Gató Pérez y de Serrat -arremete Muchachito-. Quiere ser tan cívica y europea que está matando la vida musical, y luego, cuando tienes éxito, te ofrecen una subvención y te suman al 'Sonido Barcelona'".

Una etiqueta de la que Jairo prefiere quedarse al margen: "Sonido Barcelona es el de una puerta cerrada, un bar menos en el que tocar y unos 'hooligans' borrachos liándola en la puerta mientras multan al músico de la esquina".

Y habla con conocimiento de causa, porque él empezó en la calle y en bares, sólo o acompañado de su primer grupo, Trimelón de Naranja, que aún recuerda como "una gran familia".

Tan extensa y familiar como lo es ahora Bombo Infierno -10 en el escenario, 20 en la carretera-, a quien otorga el éxito de su fórmula.

"Yo estoy de cabeza pensante, pero sin mi gente sería imposible el proyecto. Son un equipo fantástico", afirma, humilde, Muchachito.

Una actitud frente al éxito que suena a sincera. Como cuando reconoce que lo de encontrarse su disco "en el 'top manta' le hizo "mucha ilusión".

Muchachito, que desde los seis años sabía que lo suyo era la guitarra, quiere mantener su esencia. "Antes cambiaba boquerones por bolos o salutaciones -explica el cantante-. Ahora ando más liado y tengo menos libertad, pero sigo siendo el mismo y lo único que cambia es el entorno".

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