Natalie Portman ha hecho mucha natación para ser el cisne de la cartelera

  • En una conversación entre el director de 'Cisne Negro' y su actriz Natalie Portman, la ganadora del Globo de Oro y nominada al Oscar confiesa que de pequeña bailaba dos horas al día durante seis días a la semana.
Natalie Portman y el director de 'Cisne Negro', hablando del personaje
Natalie Portman y el director de 'Cisne Negro', hablando del personaje
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lainformacion.com / Agencias

Natalie Portman se dio a conocer cuando era una niña y ha crecido en las pantallas de todo el mundo hasta convertirse en la gran actriz que despliega todas sus armas en 'Cisne Negro', una película donde brilla con luz propia en medio del calculado caos puesto en pie por Darren Aronofsky. Ella es lo mejor de una película que oscila entre los extremos narrativos y visuales y que se caracteriza por una irregularidad que oculta sus virtudes. En una conversación con el director para preparar el personaje la actriz confiesa que con 17 años no paraba de bailar.

Basándose en la dualidad del ballet "El lago de los cisnes", de Tchaikovsky, Aronofsky construye una historia en la que la primera bailarina de esa pieza, Nina (Portman) vive en carne propia los cambios de su personaje. Eso permite contemplar la evolución de una joven frágil y perfeccionista, introvertida, temerosa y dominada por una madre posesiva, que debe ser capaz de mostrar las dos caras opuestas de un mismo personaje, el cisne blanco y el cisne negro.

En la vida real Natalie Portman hizo ballet y otros estilos de baile como el claqué, teatro musical y jazz hasta que tuvo trece años. "Después empecé a actuar y lo dejé, porque como ya sabes soy una persona de extremos. No quería dar una clase a la semana, si iba a hacerlo quería practicar todos los días", asegura la actriz. Llegó a practicar dos horas al día durante seis días a la semana.

De todo aquello le queda lo básico "y mi profesora Mary Helen Bowers y otros me entrenaron sobre eso. He podido trabajar con ello, pero creo que retengo un sentido de la coordinación y esa disciplina que adquieres en los primeros años, de todas formas fue casi como empezar de cero".

El día de su presentación fue bueno, "pero otros aspectos fueron un desastre. Mary Helen trabajó conmigo durante un mes la postura de pronación de mis pies y me enseñó cómo no levantar los talones al hacer el plié".

De los profesores que ha tenido para meterse en el papel de Cisne Negro recuerda como "Mary Helen empezó conmigo un año antes, hacíamos 5 horas diarias de ballet y algo de entrenamiento para tratar de asegurarnos de que no me lesionaría al hacer las cosas demasiado rápido, ya que es un gran esfuerzo para el cuerpo. Hicimos mucha natación y ejercicios. Cuando fuimos a Nueva York empecé con otros entrenadores con los que trabajé específicamente los brazos y la flexibilidad, ya que tenía que adoptar una postura concreta y los brazos son importantes. Entonces me dieron clases Marina y Olga. Georgina Parkinson me entrenó en el movimiento específico de los brazos de cisne. Y luego estaba Benjamin, el coreógrafo, realmente era un equipo de ensueño. Él marcaba los tiempos y Mary Helen siempre estaba ahí animándome, dándome pequeños consejos. Cosas de las que no me di cuenta en el momento, algunos de los consejos más importantes eran sobre cómo estaba colocada mi cabeza o a dónde dirigía la mirada".

Lo peor de todo fue estar callada. "La mitad de las veces intentaban que estuviese callada mientras bailaba, porque al concentrarme tanto y hablar, se me quedaba la lengua pegajosa y dejaba la boca abierta, eso fue sin duda un reto", concluye.

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