Nucci vuelve al Real avalado por su éxito "histórico" de hace un año

  • Madrid.- El barítono Leo Nucci tiene 68 años, 43 de carrera y ninguna certeza vital excepto sobre una cosa: si alguna vez no está en forma dejará de cantar, y lo dice el único artista que ha hecho un "bis" en una ópera en el Real, donde no queda ni una entrada para verle el martes en un recital "pata negra" belcantista.

Nucci vuelve al Real avalado por su éxito "histórico" de hace un año
Nucci vuelve al Real avalado por su éxito "histórico" de hace un año

Madrid.- El barítono Leo Nucci tiene 68 años, 43 de carrera y ninguna certeza vital excepto sobre una cosa: si alguna vez no está en forma dejará de cantar, y lo dice el único artista que ha hecho un "bis" en una ópera en el Real, donde no queda ni una entrada para verle el martes en un recital "pata negra" belcantista.

Nucci se ríe de casi todo, pero se pone de un serio que asusta con su "compromiso y respeto por el público, la música y la carrera propia", enumera en una entrevista telefónica con Efe desde su casa de la Costa Azul francesa, recién llegado de Pekín, donde ha hecho no un "bis" sino un "tris", gracias a su "Si, vendetta".

Es esa estremecedora pieza de "Rigoletto", de Verdi, la que proporcionó hace un año al italiano la gloria de ser el primero en repetir, en una ópera, lo que acababa de cantar ante la enfervorizada petición del público.

No es que esa noche, la del 22 de junio, estuviera "iluminado" en su interpretación del desgraciado jorobado Rigoletto y en las demás no, es que esa fue la única de las 18 representaciones que programó el Real con el italiano, desbordado por los compromisos internacionales pero hombre de palabra con su amigo Antonio Moral, director artístico del Coliseo, al que había prometido esa función.

"Tengo la suerte de haber hecho muchos 'bises' en mi carrera, así que en ese sentido no puedo decir que esa ocasión fuera única, pero sí rara, muy emocionante e indescriptible".

Una cosa es hacer un "bis" en un recital y otra "muy distinta y singular" hacerlo durante la representación de una ópera, en un momento en el que no tiene que caer aún el telón, en un teatro con un público "muy competente" y en el que no hay ninguna tradición de que eso ocurra, sintetiza.

España, además, tiene "algunos de los cantantes más importantes de la historia", como su idolatrado Alfredo Kraus, "y una verdadera cultura operística".

Por eso sólo espera "una cosa" de su actuación el martes junto a Patricia Cioffi, la misma que le acompañaba en el escenario hace un año en la histórica ocasión: "Estar a la altura de aquel éxito".

Será un recital dedicado, sobre todo, a los jóvenes, para enseñarles "cómo es el belcanto, no pensando en el éxito, que entiendan lo que es el amor a la música".

Cantarán arias de Bellini ("I puritani"), Donizetti ("Maria Stuarda", "La fille du régiment", "La favorita", "Lucia di Lammermoor") y Verdi ("La traviata", "Un ballo in maschera" y "Rigoletto"), un recital que concluirá su parte "programada" con "Si, vendetta". "No podía faltar", exclama.

"No creo que se repita el delirio, porque eso es difícil", dice modesto, aunque su risa maliciosa anticipa que lo mismo vuelve "a dar la campanada".

"Quiero responder al público de Madrid. No voy a buscar excusas ni desahogos. Subiré al escenario a dar todo el corazón y estar a la la altura de las expectativas del público", promete.

Y hablando de corazón sigue pensando que "canta mucho mejor" que antes de que le diera un "verdadero infarto" hace doce años, tanto que, bromea, lo "recomienda" a sus colegas.

"Me siento como un hombre de 40 años, ahora bien, no se qué pasará dentro de diez minutos", puntualiza.

Cuando cantó en Madrid el año pasado llevaba ya a las espaldas 433 representaciones de "Rigoletto", sin contar los ensayos generales, y ya son 451.

¿Cuándo y dónde llegará a las 500? Gran carcajada y una pista: "Quizá sea en España dentro de dos años, quién sabe".

"Estoy loco, lo sé. Mi madre siempre lo ha dicho, pero esta es la vida que quiero vivir", dice el artista, que tiene su agenda laboral llena hasta 2015.

"Lo importante es que este trabajo es una cosa seria, en el que la gente llora, en el que viajan, como en China, once horas en tren para ver la función. Espero, de veras, conmover al público con nuestro amor por lo que hacemos", desea.

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