Nuevas pruebas sobre las atrocidades del doctor Mengele japonés

  • Japón utilizó durante la Segunda Guerra Mundial al "Escuadrón 731" para llevar a cabo un programa encubierto de investigación y desarrollo de armas biológicas del Ejército Imperial. El Gobierno ha anunciado que va a analizar los restos humanos utilizados en los experimentos. 
Ishii Shirō, comandante del Escuadrón 731
Ishii Shirō, comandante del Escuadrón 731
lainformacion.com
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El "Escuadrón 731" utilizó a más de 10.000 personas, al más puro estilo Josef Mengele, para llevar a cabo crueles experimentos en nombre de la ciencia. Vivisecciones sin anestesia, ensayos de tiro cuyo objetivo eran seres humanos, inyecciones de aire en vena, enterramientos vivos... Sus víctimas eran principalmente soldados rusos y tripulaciones aéreas estadounidenses.

Ahora, según informa el Telegraph, podrían salir a la luz nuevos detalles sobre el sufrimiento de las víctimas después de que las autoridades de Tokio hayan anunciado que llevarán a cabo nuevos estudios en torno a unos restos humanos hallados en 1989 y que se creen que procenden del  "Escuadrón 731". Asimismo, realizarán una búsqueda en más fosas comunes donde los investigadores apuntan a que podrían encontrarse más huesos.

 

Muchos de los cráneos estudiados presentan perforaciones y marcas de sierra. Sin embargo, el hecho fue y es tan controvertido en Japón, que desde su descubrimiento en 1989 los huesos fueron directamente almacenados. Las autoridades han anunciado que volverán a examinar los restos para determinar si fueron utilizados en algunos de los macabros experimentos realizados por la Escuadrón 731 durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial.

Para ello, ha sido de gran ayuda el personal médico de la época. Entre ellos se encuentra la ex enfermera Toyo Ishii quien ha explicado que durante las semanas posteriores a la rendición de Japón, en agosto de 1945, tanto ella como sus colegas recibieron órdenes del hospital del ejército de enterrar innumerables cadáveres antes de la llegada de los aliados.

En una entrevista con el diario, la enfermera explica que el hospital tenía tres depósitos de cadáveres donde los cuerpos, con etiquetas numeradas alrededor de sus cuellos, eran almacenados en una piscina de formol para su conservación antes de que se disecaran. Los órganos y otras partes del cuerpo fueron preservados en frasco de vidrio. Los lugares que Ishii ha reconocido como las fosas comunes serán ahora excavados.

Una investigación desarrollada tras el hallazgo de los cuerpos en 1989 llegó a la conclusión de que las víctimas eran sobre todo asiáticas no japonesas, probablemente de "educación media", llevadas para su análisis a las facultades de medicina desde los campos de batalla en el extranjero.

Por su parte, el ministerio de Salud ha negado reiteradamente la solicitud de pruebas de ADN por parte de familias chinas que creen que alguno de sus allegados podría haber muerto en el Escuadrón 731. La extrema derecha en Japón se niega a aceptar que la escuadra era algo más que un equipo de "saneamiento", sin embargo poco o nada se explica del hecho en los libros de historia del país.

"La mayoría de la gente no sabe que sucedió y el resto sólo quiere encubrirlo y olvidarse de lo que Japón hizo durante la guerra", explica Tsuyoshi Amemiya, un historiador militar retirado. "Los jóvenes no lo saben y no lo quieren saber".

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