Nuria Amat dice que "la buena literatura siempre será minoritaria"

  • Madrid.- "La buena literatura siempre será minoritaria", según la novelista, ensayista y autora teatral Nuria Amat, que constata que ahora lo intelectual "más bien repele" y lamenta que vayamos hacia "una sociedad patética".

Nuria Amat dice que "la buena literatura siempre será minoritaria"
Nuria Amat dice que "la buena literatura siempre será minoritaria"

Madrid.- "La buena literatura siempre será minoritaria", según la novelista, ensayista y autora teatral Nuria Amat, que constata que ahora lo intelectual "más bien repele" y lamenta que vayamos hacia "una sociedad patética".

En una entrevista con Efe, con motivo de la publicación del ensayo "Escribir y callar" (Siruela), en el que compila dos conferencias dictadas en las universidades de Brown (EEUU, 1999) y de Guadalajara (México, 2008), la escritora española afirma que éste es un libro "de resistencia" ante la perdida "del valor de lo que es realmente el arte de la literatura".

El arte, en general, está "en crisis", salvo, "tal vez el cine" al "llegar mejor", ya que, dice, "la gente huye de pensar".

"Leer literatura exige un tipo de concentración para la que cada vez estamos menos preparados (...). La vida moderna -según Amat- abomina del lenguaje literario. Adora la jerga mensajística. Decir poco y mal para implicarse menos y más frívolamente".

Amat, que figura entre los narradores menos ortodoxos y estéticamente más libres de la literatura actual en español y que es ante todo una alquimista del verbo, está convencida de que el arte de la buena escritura es "el más completo" y zambullirse en él "ayuda a aprender a pensar" y "humaniza".

Y lo es, continúa, sobre todo, porque "está la palabra" y, para ella, la palabra "sigue siendo el corazón del pensamiento".

En su particular lucha en pos de la literatura con mayúsculas, "un altar" para ella, Amat intenta crear un lenguaje propio: "Cuando uno quiere ser escritor tiene la obligación personal de tratar de decir las cosas como no se han dicho antes por respeto a la literatura, porque sino para qué, mejor dedicarse a otra cosa".

Asegura que "la única forma de convencer a la gente de que lea buenos libros es escribiéndolos", pero, aún así, es pesimista al constatar que "lo intelectual no interesa a nadie, más bien repele".

De esa devaluación de la intelectualidad culpa al "mundo capitalista y consumista en el que estamos inmersos". Las editoriales "editan muchísimo" y, sobre todo, "de lo que da dinero, que es lo que se lee fácil", y los medios de comunicación se hacen eco de esos libros de poca calidad que luego, además, ganan premios.

"Vivimos en un sistema dedicado a producir libros como máquinas tragaperras de lectura. La máquina-libro ha devorado el lenguaje literario. La esencia de la literatura. Su inmortalidad. Este fenómeno, la muerte del lenguaje, importa a muy pocos", indica.

"El dinero puede más que las ideas. El saber no tiene precio y el saber pensar tampoco, y ni las escuelas enseñan a pensar; enseñar a pensar y a memorizar se ha olvidado, y memorizar es importante, deja un poso", señala la autora de "La intimidad", "El país del alma", "Reina de América" o "Deja que la vida llueva sobre mi".

A ella, personalmente, se le abrió un mundo cuando descubrió que su amigo Gabriel García Márquez "se hizo escritor aprendiendo de memoria dos novelas importantes: 'La metamorfosis' y 'Pedro Páramo'".

Pero no sólo la escuela está en crisis, también, dice, la universidad que se ha convertido en "una especie de empresa de funcionarios" en la que "ya ni los profesores leen", denuncia Amat, quien pasó 25 años de su vida como profesora en la Escuela de Bibliotecarios de Barcelona, y que reclama la recuperación de los valores humanistas.

Fruto de su formación (bibliotecaria, licenciada en Filosofía y Letras y doctora en Ciencias de la Información", así como de su amor por la palabra, Amat atesora en el garaje de su casa, en vez de coches, una biblioteca "para ser", para "tener una identidad masculina", pues "resulta difícil para una mujer poseer una identidad. Ser algo en la vida de la lengua".

Ella, que se denomina "una escritora secreta", pone como ejemplo que cuando en 1994 publicó el ensayo "El libro mudo", en el que vaticinaba que el libro electrónico acabaría con el tradicional de papel, "nadie le hizo mucho caso", y ahora sí se habla de ello cuando el tema ha sido abordado por los hombres.

Amat mantiene que la novela, tal y como la entendemos ahora, no existirá dentro de cien años: "Los escritores de entonces no utilizarán sólo la palabra", el arte literario será "más mestizo".

Pero "no vamos a llorar por eso", subraya esta intelectual amante de la literatura latinoamericana y a quien lo que le preocupa "no es el soporte sino el contenido".

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