Oreja a Marín y Cayetano mientras Ponce "pincha" en un faenón en su vuelta a Barcelona

  • Barcelona.- Una oreja cada uno pasearon los toreros Serafín Marín y Cayetano Rivera en el festejo celebrado hoy en Barcelona, en el que Enrique Ponce, que volvía a Barcelona después de tres años de ausencia, "pinchó" una gran faena a su primer toro.

Oreja a Marín y Cayetano mientras Ponce "pincha" en un faenón en su vuelta a Barcelona
Oreja a Marín y Cayetano mientras Ponce "pincha" en un faenón en su vuelta a Barcelona

Barcelona.- Una oreja cada uno pasearon los toreros Serafín Marín y Cayetano Rivera en el festejo celebrado hoy en Barcelona, en el que Enrique Ponce, que volvía a Barcelona después de tres años de ausencia, "pinchó" una gran faena a su primer toro.

Se lidiaron tres toros de Carmen Lorenzo, el segundo como sobrero, aceptablemente presentados, sin raza, flojos y de poco juego, a excepción del buen primero; dos de San Mateo, más manejables, y uno más, sobrero que hizo tercero de Yerbabuena, sin fuerzas y deslucido.

Enrique Ponce: media estocada y dos descabellos (gran ovación tras aviso); y dos pinchazos y otro hondo (ovación tras aviso).

Serafín Marín: estocada ladeada y cuatro descabellos (ovación tras dos avisos); y media (oreja tras aviso).

Cayetano Rivera: estocada (silencio); y estocada ligeramente desprendida (oreja tras aviso).

En cuadrillas, Vicente Osuna se desmonteró tras banderillear al segundo.

La plaza tuvo media entrada en tarde muy calurosa

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PONCE VUELVE A LO GRANDE, PERO SIN ESPADA

Ponce toreó a su buen primero con mecidos lances a la verónica en el recibo de capote, y con exquisita plasticidad y hondura, sobre todo por el lado derecho, en la muleta, en series de muletazos desmayados y de muy buen gusto.

Al natural también consiguió pases de notable estética. Un final muy a modo, con "cositas" por abajo, e incluso "la poncina" en posición genuflexa dio paso al clamor en los tendidos. Pero marró a espadas, y todo quedó en una gran ovación.

El cuarto, distraído de salida, lo saludó Ponce con bonitas verónicas, y ya en la muleta, a base de sobar y sobar mucho al animal en el epílogo, consiguió algún muletazo por el lado derecho de uno en uno de elegante factura. Tampoco anduvo acertado con la espada.

Serafín Marín solventó con notable suficiencia las carencias de su primero, que embestía a empellones y echando la cara arriba, para instrumentar una faena firme y porfiona, que se diluyó finalmente por culpa del descabello.

Al quinto, toro cortito de recorrido, lo toreó nuevamente con firmeza en la distancia corta en la muleta. Faena tesonera del torero de la tierra, de arrojo y compromiso, con muletazos muy meritorios por ambos pitones, y que le valió la oreja.

Cayetano tuvo en primer lugar un sobrero de Yerbabuena sin ninguna fuerza, con el que no pudo hacer prácticamente nada.

Al sexto lo saludó con enjundiosas verónicas, y en la faena de muleta primó la voluntad por encima de la capacidad de resolver. Faltó limpieza a su quehacer, pero aún así el público estuvo muy con él. Y como mató a la primera le dieron una oreja.

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