"Origen" y otros viajes cinematográficos alucinantes al fondo de la mente

  • Bienvenidos a la mente, lugar donde pueden ocurrir mil y una aventuras. Así podríamos presentar a un grupo de películas que, lejos de ambientar la trama en mundos imposibles, han decidido bucear en nuestra psique para convertirla en escenario de las más imposibles hazañas. 
Tráiler de 'Origen'
Tráiler de 'Origen'
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Julio Vallejo / Aviondepapel.tv

"Origen", la nueva y renovadora película de Christopher Nolan, vuelve a sumergirnos en el siempre misterioso mundo del cerebro humano. Infiltrándose en los sueños de los otros, Cobb, el personaje interpretado por Leonardo Dicaprio, y su equipo realizan una peculiar e ilegal tarea: robar información de la mente de los demás. Considerado un fugitivo internacional, Cobb tendrá la oportunidad de redimirse invirtiendo el proceso de trabajo que normalmente realiza: colocar una idea en vez de sustraerla.

Nolan, que ya mostró su obsesión por los vericuetos de la mente en películas como "Memento", realiza un extraño thriller lleno de imágenes alucinadas, entre las que destacan aquellas que muestran impresionantes edificios desdoblándose. Sin embargo, a pesar de su apuesta por el riesgo, "Origen" no es la primera, y posiblemente no sea la última cinta, que utilice la psique humana como extraño plató cinematográfico.

La celda

Uno de los antecedentes de la película de Nolan a la hora de abordar los paseos mentales en clave de thriller es "La celda", el primer largometraje dirigido por Tarsem Singh, un visionario realizador que se ganó una merecida fama gracias a videoclips como "Losing my Religion" y spots publicitarios para conocidas marcas como Smirnoff, Nike o Levis.

El director introducía a una agente del FBI, encarnada por la curvilínea Jennifer López, en la mente de un asesino en coma. Su objetivo era encontrar la información del paradero de una mujer a la que el psicópata secuestró.

La trama se convertía en una simple excusa para la creación de unas estampas de impresionante belleza, que remitían a una estética inevitablemente oriental.

El alucinante mundo de Charlie Kaufman

Quizás el cineasta que más ha utilizado la mente en sus historias haya sido el guionista y director Charlie Kaufman. Su obsesión por los vericuetos del subconsciente ha dado lugar a algunas de las películas más sorprendentes de este siglo XXI.

Sólo a él se le podría haber ocurrido introducir a un titiritero en el cerebro de John Malkovich en la rarísima y original "Cómo ser John Malkovich", un guión escrito por Kaufman y dirigido por el impresionante Spike Jonze. El fue también el responsable de que Jim Carrey, abatido por el abandono de su pareja, se encargara de borrar los recuerdos de su amada en una obra maestra como "¡Olvídate de mí!".

Viaje alucinante al fondo de la mente

Las drogas pueden ser otra manera de adentrarnos en lo más profundo de nosotros mismos. Así lo podíamos comprobar en "Viaje alucinante al fondo de la mente". El filme, rodado por el siempre alocado Ken Rusell en 1980, nos permitía ver a un William Hurt sumergido en una extraña odisea psicodélica donde, entre otras cosas, aparecía convertido en mono. No obstante, pese a cierto tono pretencioso, la película ha quedado como una proyecto verdaderamente curioso dentro de una serie de películas, hijas del espíritu hippie de los sesenta, que nos mostraban los peculiares viajes mentales producidos por el consumo de sustancias psicotrópicas.

Visiones de una mente trastornada

Sin necesidad de recurrir a la excusa de los experimentos con estupefacientes, muchas películas de los últimos años han visualizado historias que son fruto de la mente trastornada de sus protagonistas. Un recurso, utilizado con acierto en filmes como "Identity" o "Shutter Island", que ha estado y está presente en multitud de thrillers y películas de terror. La mayoría de ellos nos presentan como verdaderos los hechos que ocurren únicamente en el cerebro de uno de los personajes, aunque sólo nos desvelen que son fruto de una mente alterada cuando se aproxima el final. De esta manera, el espectador se tendrá que replantear todo aquello que ha visto, ya que lo que parecía estar ocurriendo en el mundo real resulta ser producto de la locura de uno de los personajes.

En un territorio alejado de las películas de palomitas, el cine de autor también se ha acercado a las imágenes creadas por nuestro subconsciente. Filmes como "Mullholand Drive" o "Carretera perdida", producto de la mente retorcida de un genio como David Lynch, nos muestran que aquello que aparece en pantalla pertenece en cierta medida más al territorio de nuestras fantasías que al mundo real. El responsable de "Terciopelo azul", siempre dispuesto a crear atmósferas enrarecidas, nos ofrece en esas dos películas un puñado de imágenes oníricas y extrañas que parecen remitir al cine de Luis Buñuel o a la obra de los surrealistas, verdaderos pioneros a la hora de sacar provecho creativo a las imágenes del subconsciente.

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