Paola Tinoco relata los encantos de los 'Oficios ejemplares' mexicanos

  • 'Oficios ejemplares' es una compilación de catorce cuentos que escribió a lo largo de cuatro años, en principio como crónicas sobre el Distrito Federal. Sin darse cuenta estaba poniendo atención en los diversos oficios que se ejercen en la Ciudad de México.
Paola Tinoco relata los encantos de los 'Oficios ejemplares' mexicanos
Paola Tinoco relata los encantos de los 'Oficios ejemplares' mexicanos
lainformacion.com
Ylenia Álvarez

Paola Tinoco vive en México D.F.  Es coordinadora de producción y representante de la editorial española Anagrama en México, editora y compiladora de la antología de relatos De lengua me como un cuento para la editorial Axial, locutora para Radio Efímera, Radio Ibero y Permanencia Involuntaria. Ha publicado sus cuentos en revistas como 'Conceptos', 'Playboy' o 'El perr'o, y en las antologías 'Relato breve' de Oaxaca y 'Palabras malditas' de Efímera Editorial.

Nos presenta 'Oficios ejemplares' (Editorial Páginas de Espuma), su primer libro

Sinopsis personal de la autora sobre el libro:

'Oficios ejemplares' es una compilación de catorce cuentos que escribí a lo largo de cuatro años, en principio como crónicas sobre el Distrito Federal. Sin darme cuenta estaba poniendo atención en los diversos oficios que se ejercen en la Ciudad de México y me parecieron tan intensos que decidí convertirlos en cuentos.

De ahí surgen, ficción más, ficción menos, 'Cenicienta humillada', una mujer que cobra por dejarse humillar en público, 'Buzo de cementerios', un hombre que se gana la vida sumergiéndose en fosas comunes en la búsqueda de cadáveres perdidos, 'Rezandera', una mujer que presta sus servicios en algunas agencias funerarias para los dolientes que no saben rezar por el descanso de las almas de sus muertos, 'Lavacoches', jóvenes que lavan la sangre de los automóviles donde se guardan las víctimas del narcotráfico. Estos y otros personajes más se incluyen en este libro, el primero en mi haber.

Primer párrafo:

Aquello era casi un ritual desde hacía tres años: él bebía, la insultaba, y los que estuvieran presentes en ese momento hacían como que no pasaba nada. Esta vez el pleito había sido en una de esas fiestas en las que ambos acostumbraban retirarse hacia la madrugada, pero Gabriela no soportó más allá de las doce para salir furiosa diciéndose que sería la última.

Se sintió estafada, porque hasta el momento era sólo la acompañante de aquel malacopa y no había ningún benefi cio en ello. El trabajo que había prometido conseguirle cuando empezaron a salir nunca llegó, y los contactos que aseguró tener para ayudarla a relacionarse eran fantasmas. Todo lo que podía esperar era una noche de sexo mediocre y la promesa de un vestido nuevo. A pesar de eso, Gabriela se quedaba con él. Tenía peores recuerdos de otras relaciones, en esta por lo menos no había golpes o esposas ofendidas que la amenazaran.

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