Perera deslumbra en Valladolid por su valor y eficacia con la espada

  • El diestro Miguel Ángel Perera, que ha cortado dos orejas y salido de la plaza a hombros, ha sido el triunfador de la corrida de toros celebrada esta tarde en Valladolid (centro norte), con motivo de la festividad de San Pedro Regalado, patrono de la ciudad y de los toreros.

José Luis Lera

Valladolid (España), 12 may.- El diestro Miguel Ángel Perera, que ha cortado dos orejas y salido de la plaza a hombros, ha sido el triunfador de la corrida de toros celebrada esta tarde en Valladolid (centro norte), con motivo de la festividad de San Pedro Regalado, patrono de la ciudad y de los toreros.

FICHA DEL FESTEJO.- Se han lidiado cuatro toros de Olga Jiménez, dos -tercero y sexto- de Hermanos García Jiménez, y uno de Moisés Fraile, sobrero de otro de Olga Jiménez, lidiado en primer lugar. Muy terciados todos, han sido manejables primero, segundo, cuarto y quinto, muy blando el tercero y soso, sin emoción, el sexto.

Enrique Ponce, saludos y oreja.

Miguel Ángel Perera, oreja y oreja.

Alejandro Talavante, silencio y silencio tras aviso.

Menos de media entrada en tarde soleada, sin viento y agradable de temperatura.

PERERA NO DA TREGUA A PONCE Y TALAVANTE

El primer toro de la tarde fue devuelto a los corrales por su evidente falta de fuerza y fue sustituido por un sobrero con el hierro de El Pilar que embistió muy bien y al que Ponce realizó una faena de trámite, sin terminar de cogerle el aire y en la que pecó de ahogar a su enemigo.

Brindó al público la muerte de su segundo. Sin embargo, el torero no logró sacar la espina de su primera actuación. La faena tampoco tuvo excesivo relieve, pero la muerte fulminante le valió la oreja.

Tras un bello quite al primero de su lote, Miguel Ángel Perera comenzó la faena de muleta de modo deslumbrante con unos pases cambiados de espalda que cortaron la respiración de los tendidos. Siguió muy torero con series muy ligadas y templadas hasta que su enemigo perdió el fuelle. Un estoconazo hasta las cintas puso brillante final a su bella e intensa labor.

Otra gran estocada terminó con la vida de su segundo oponente, al que hizo una faena de relieve por su quietud, temple y buen gusto. El palco no concedió la segunda oreja que gran parte del público solicitó con fuerza.

Muy protestado el tercero de la tarde por su endeblez, la faena de Talavante se redujo a mantenerle en pie, propósito que consiguió pero no el de torear porque su enemigo se paró y negó a embestir. Muy decidido estuvo en el último toro de la tarde en una faena muy desigual ante un ejemplar con escaso recorrido y al que mató muy mal. EFE

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