Ponce, Juli y Perera abren la Puerta Grande en triunfal fin de feria en Gijón

  • Los diestros Enrique Ponce, Julián López "El Juli" y Miguel Ángel Perera salieron triunfadores en el último festejo de la Feria de Begoña de Gijón tras repartirse un total de siete orejas.

Gijón (Asturias), 17 ago.- Los diestros Enrique Ponce, Julián López "El Juli" y Miguel Ángel Perera salieron triunfadores en el último festejo de la Feria de Begoña de Gijón tras repartirse un total de siete orejas.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Domingo Hernández, bien presentados y de juego desigual. Los mejores, segundo y cuarto.

Enrique Ponce, ovación y dos orejas.

Julián López "El Juli", dos orejas y oreja.

Miguel Ángel Perera, ovación y dos orejas.

La plaza tuvo casi tres cuartos de entrada.

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BROCHE DE LUJO

Ponce salvó los papeles en su primero con una faena de oficio y buena técnica ante un animal que respondió a medias por el pitón derecho, por donde el valenciano logró un par de tandas estimables, que le valieron para saludar una ovación.

En el cuarto realizó Ponce una faena de antología, en la que suavidad, temple y estética se aunaron en una labor muy reunida que se recordará durante mucho tiempo en Gijón. El toro se movió con muy buen son y Ponce lo cuajó de manera excelente, con un gusto, una hondura y una ligazón al alcance de muy pocos.

Finalizó con la "poncina", esa sucesión de pases genuflexos marca de la casa en los que se pasa al toro por los dos pitones dibujando un ocho perfecto, que pusieron la plaza en pie, antes de agarrar una buena estocada, que dio paso a las dos orejas.

El Juli estuvo en figura durante toda la faena a su primero, un toro bueno, bravo y con transmisión de Domingo Hernández al que cuajó una faena de mucho poder, entrega y mano baja que caló hondo en los tendidos gijoneses.

Labor meritoria y emocionante por imponerse también al fuerte viento que soplaba en ese momento, y sin importarle ni un ápice, El Juli estuvo pletórico, muy de verdad, tanto en toreo fundamental como en epílogo entre los pitones. Estoconazo, y dos orejas sin discusión.

El quinto no fue tan franco, todo lo contrario, en cuanto pudo buscaba la huida, pero El Juli le supo tapar la salida en cada muletazo y consiguió armar una faena de mérito, abrochada con un espadazo en toda regla, lo que le permitió pasear otro apéndice.

No tuvo clase ni ánimo de colaborar el primero de Perera, sin embargo, dejó el extremeño su sello de buen capotero al cuajarlo a la perfección tanto en las verónicas de recibo como en posterior quite por tafalleras, pero, ya está dicho, en la muleta no pudo ser, y lo único destacable fue el tesón que puso Perera en tratar de sacar una faena a todas luces inexistente.

El quinto tuvo algo más de fondo, pero lo importante aquí fue la técnica de Perera para ir ahormando poco a poco la embestida del astado para diseñar una faena de menos a más, en la que los pasajes al natural tuvieron especial rotundidad y notorio calado entrela gente. Muy bien Perera, que mató de forma eficaz, lo que hizo que paseara las dos orejas.

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