República Checa, el plató de grandes producciones del cine en Europa Central

  • Desde "Amadeus" (1984) a "Missión Impossible" (1996) pasando por "Casino Royale" (2006) y la serie de los "Borgia" (2013), la República Checa se ha establecido en el mundo del cine como importante plató de grandes producciones gracias a los bajos costes y al majestuoso casco histórico de Praga.

Gustavo Monge

Praga, 15 ene.- Desde "Amadeus" (1984) a "Missión Impossible" (1996) pasando por "Casino Royale" (2006) y la serie de los "Borgia" (2013), la República Checa se ha establecido en el mundo del cine como importante plató de grandes producciones gracias a los bajos costes y al majestuoso casco histórico de Praga.

Los numerosos castillos y palacios con los que cuenta el país centroeuropeo resultan idóneos para rodar cintas históricas, o se pueden recrear en los estudios Barrandov de Praga, como se hizo con la plaza vaticana de San Pedro o la Capilla Sixtina, durante la primera temporada de la exitosa serie europea "Borgia".

La industria cinematográfica checa cuenta con casi un siglo de existencia: en 1921 los hermanos Milos y Vaclav Havel -este último, padre del difunto expresidente y dramaturgo checo del mismo nombre- crearon los estudios Barrandov, que en círculos cinematográficos pronto pasaron a conocerse como el "Hollywood del Este".

Ante el retroceso de producciones entre 2008 y 2012, el Gobierno checo lanzó un plan de incentivos fiscales para atraer nuevamente producciones internacionales, que habían empezado a trasladarse a otros países cercanos como Alemania Rumanía o Hungría.

La nueva ley de ayudas al cine, que entró en vigor en la República Checa a comienzos de 2013, asegura un reintegró del 20% de los gastos que la producción incurra en el país.

Y así se ha podido rodar "Borgia", una coproducción con Alemania y Francia; "The Three Musketeers" con la BBC británica; "Child 44" del realizador Rydley Scott o "1864" con Dinamarca.

Actualmente, están en curso una veintena de producciones locales e internacionales que se han acogido a este programa, dotado en 2013 con 20 millones de euros (27 millones de dólares), frente a los 12 millones (16,3 millones de dólares) del año anterior.

"No ha sido fácil, ya que desde 2004 se nos han escapado muchas producciones", reconoce a Efe Helena Franková, directora del Fondo Estatal para la Cinematografía de la República Checa.

En la primera mitad de la década pasada Praga logró atraer grandes producciones como "Oliver Twist" (2005), de Roman Polansky; dos de las entregas de las Crónicas de Narnia: "The Lion, The Witch and the Wardrobe" (2005), y "Prince Caspian" (2008); así como "James Bond: Quantum of Solace" (2008).

Hasta hoy parte del atractivo son los costes: un asistente de dirección puede cobrar al día en la República Checa 240 euros (327 dólares), lo mismo que un productor de línea o un diseñador de producción, mientras que un director de fotografía 600 euros (817 dólares).

Son precios orientativos, ya que "en este sector no hay sindicatos, y todo es negociable", aclara a Efe Ludmila Claussova, representante de la Comisión Checa de Cine, que asesora a los productores extranjeros.

Situado a diez minutos del centro de Praga, en el complejo cineasta de Barrandov se han rodado ya unas 2.500 películas en 14 estudios de filmación, cuyo tamaño varía entre los 640 y 4.160 metros cuadrados.

En los alrededores hay además una superficie de 160.000 metros cuadrados de terreno ligeramente ondulado, con un vista natural acabada en un bosque.

Aquí se construyó, con todo lujo de detalles, una réplica de la Plaza de San Pedro y callejuelas de la vieja Roma; los lúgubres decorados londinenses de "Oliver Twist"; o la idílica campiña de "The Brothers Grimm", rodada por Terry Gilliam en 2005, por citar algunos ejemplos.

La gerencia de los estudios sigue creyendo en la tradición, como rodar en negativo de 16 milímetros, lo que en opinión del director de Barrandov, Petr Tychy, resulta una "alternativa valiosa".

Pero eso no es óbice para disponer de "casi todos los medios para el proceso de producción y postproducción", incluida tecnología para hacer películas en formato digital.

Y en cuanto a los escenarios, "incluso en la era digital los cineastas no pueden trabajar sin una base de calidad en el estudio ni los artesanos de plató", asegura Tychy.

La otra ventaja es estar en Praga, "algo extremadamente atractivo para los cineastas, ya que se puede 'hacer' de ella Viena, Moscú, París, al ser una ciudad polifacética, histórica y también moderna desde un rincón a otro", añade el director checo.

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