Rodrigo Ruiz, director de orquesta y mensajero de la música clásica a los 22

  • Tiene 22 años y nunca ha pisado una discoteca ni ha tenido interés por hacerlo. Sin embargo, la música lo es todo en su vida. Es Rodrigo Ruiz, el director de banda más joven de México, que el próximo viernes ofrecerá su segundo concierto dirigiendo a la Orquesta Mexicana de las Artes.

Paula Escalada Medrano

México, 21 sep.- Tiene 22 años y nunca ha pisado una discoteca ni ha tenido interés por hacerlo. Sin embargo, la música lo es todo en su vida. Es Rodrigo Ruiz, el director de banda más joven de México, que el próximo viernes ofrecerá su segundo concierto dirigiendo a la Orquesta Mexicana de las Artes.

"Mi casa siempre estuvo llena de música clásica. Mis padres la ponían cuando mi madre me llevaba en el vientre", contó en una entrevista con Efe.

Por eso, cuando era muy pequeño, mientras sus amigos querían videoconsolas o bicicletas, él pedía a sus padres que lo llevaran a clases de piano.

"Desde que nací siempre escuché a Beethoven, vi vídeos de Karajan y óperas de Pavarotti, por eso para mí fue muy natural pedir que me metieran en esas clases", sostiene.

A los siete años empezó a estudiar en el conservatorio de música de Tijuana (noroeste de México), ciudad en donde todavía reside. Primero aprendió violín durante dos años y luego piano. Después empezó a interesarse por la composición y más tarde por la dirección.

Pese a su peculiar infancia, un siempre sonriente Ruiz la describe como "muy feliz": "Hacía cosas muy sencillas, muy naturales y todo fue tranquilo. La música tiene mucho que ver con eso, pues lo que uno escucha lo mueve a hacer ciertas cosas".

A él su música nunca lo movió a salir de fiesta a discotecas con sus "pocas pero buenas" amistades, pero sí lo llevó a decidir que su gran pasión sería su modo de vida.

Con apenas 18 años se fue a estudiar a Lawrence University en Appleton, Wisconsin (Estados Unidos), en donde recibió clases particulares con el maestro David E. Becker, quien le animó a involucrarse más en la música.

Fue en ese momento cuando empezó a darse cuenta de que su pasión por la música iba más allá de tocar un instrumento. "Sentía que el piano no era suficiente, que mis dedos y mis pies no llegaban a transmitir lo que yo quiero".

Se encontró con un estudiante de dirección que le explicó lo que hacía y le prestó apuntes. A partir de ahí, se enganchó a la batuta.

"La música de orquesta se presta mucho a tocar a la gente de una manera muy particular. La idea que hay detrás de la música que dirijo yo es recordarnos que existe una esencia dentro de nosotros y que nuestro corazón no solo está formado por células y átomos, sino que hay energía", aseguró.

Pretende, por ello, lograr que las personas se conecten a través de la música clásica con aquello que llevan dentro de sí.

El 6 de febrero de este año debutó con un concierto de Beethoven con la Orquesta Mexicana de las Artes, con la que repetirá cartel el próximo viernes 23 con un programa titulado "Cuerdas del barroco, clásico y romántico".

Aunque la palabra "mesías" le suena "demasiado fuerte", Ruiz se define como un "mensajero de la música clásica".

"Me interesa que se difunda y empiece a formar parte mayor de la cultura de la sociedad", dijo el joven y agregó "que todo el mundo pueda ir con su familia a un concierto de clásica como van a uno de Shakira".

Ruiz vive rodeado de melodías pero en su reproductor nunca hay pop, rock o soul. Sólo música clásica.

"Es por una razón práctica: no me sobra tiempo y prefiero utilizarlo en lo que más me gusta de todo. Siempre siento que me hace falta más música clásica y que quiero conocerla más profundamente, adentrarme en ella", explicó.

Apasionado y seguro de sí mismo, el joven director asegura no tener sueños concretos, pero sí "una idea general" de hacia donde camina: "A transmitir el mensaje de que la gente se conecte con su esencia y se vean afectados positivamente por la música clásica".

Esa música, para Ruiz, es una herramienta muy potente para lograr la paz.

"Nada más por escuchar música clásica uno no se ilumina, pero es una herramienta fortísima para todo aquel que la sepa usar. Invita a conectarse con la esencia, con ese lugar en donde no hay sentimientos malos, y así es como nos lleva a la paz", añadió.

Mostrar comentarios