Santiago Mitre sorprende con "El estudiante", reflexión ética sobre política

  • El director argentino Santiago Mitre sorprendió hoy a la crítica y al público del Festival Internacional de Cine de Gijón, noroeste de España, con "El estudiante", una película de ficción con estética de documental que plantea una reflexión sobre la necesidad de recuperar la ética en la política.

Juan González

Gijón, 22 nov.- El director argentino Santiago Mitre sorprendió hoy a la crítica y al público del Festival Internacional de Cine de Gijón, noroeste de España, con "El estudiante", una película de ficción con estética de documental que plantea una reflexión sobre la necesidad de recuperar la ética en la política.

La pasión con la que los jóvenes argentinos viven la actividad política en la universidad que muestra el primer largometraje dirigido en solitario por Mitre, reconocido guionista de Pablo Trapero, ha sido recibida con sorpresa y admiración contenida en el festival, donde compite en la sección oficial.

A tal punto, que la primera pregunta que se le hizo hoy al director argentino en una rueda de prensa fue si las escenas de las asambleas, de los debates políticos e incluso de los graffitis en las paredes de la Facultad de Ciencias Sociales de Buenos Aires se correspondían con la realidad.

Mitre contestó con una afirmación rotunda y además narró que por razones presupuestarias filmó "el movimiento" de la gente en la universidad y en las calles tal como es en la vida diaria, lo que le ha dado al filme un cierto "espíritu documentalista" que aporta una dosis extra de credibilidad.

"El estudiante", que ha llegado a Gijón galardonado con cuatro premios en el último Festival de Locarno, comienza contando la historia de un joven que llega del interior al mundo universitario de la capital omnipresente que le deslumbra, pero, lejos de ser absorbido por el monstruo, el protagonista se adapta hasta convertirse en absolutamente necesario.

Las reglas del juego en la universidad, como epicentro del terremoto de la política argentina que ha sido desde los años 30 del siglo pasado, tiene un lado oscuro y maquiavélico, que comienza a ser molesto para el protagonista a medida que avanza el metraje y que condiciona definitivamente un final cargado de épica.

Roque Espinosa, interpretado por Esteban Lamothe, es el estudiante llegado a la gran ciudad que estudia poco pero que dedica sus mayores esfuerzos a la seducción, primero de una compañera y luego de una profesora que finalmente será la que le inocule el virus de la política como una enfermedad incurable.

El joven del interior aprende rápido los métodos tradicionales de la política, hecha a golpe de intereses, traiciones y falsedades, y se convierte en un elemento imprescindible para la dirección de una organización que aspira a alzarse con el poder.

Mitre ha desnudado la falta de ética en una actividad que se vive con una pasión equivalente a la de los romances del protagonista y esa quiere ser su "denuncia", aunque luego, cuando se aproxima el final, el antihéroe queda redimido en una decisión en la que reniega de su pasado y busca un futuro distinto, tal vez un poco más digno.

El personaje de Roque es alguien que vive lo que se le presenta como algo sensorial, y de esa forma va asumiendo la política, como algo que no racionaliza demasiado pero que siente como si le fuera saliendo de las entrañas, explicó el director.

El estudiante fue filmada durante el año 2010, época en la que se sitúa la narración, aunque perfectamente podría ambientarse en los años setenta, con solo cambiar unas pocas consignas. EFE

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