Sebastián Castella corta dos orejas y sale a hombros en Palencia

  • Sebastián Castella cortó hoy dos orejas y salió a hombros de la plaza de toros de Palencia (centro-norte de España), donde fue el triunfador de la segunda corrida de la Feria de San Antolín, festejo en el que también El Juli cortó un apéndice.

Palencia (España), 31 ago.- Sebastián Castella cortó hoy dos orejas y salió a hombros de la plaza de toros de Palencia (centro-norte de España), donde fue el triunfador de la segunda corrida de la Feria de San Antolín, festejo en el que también El Juli cortó un apéndice.

Se lidiaron seis toros de Garcigrande y Domingo Hernández, hierros del mismo propietario e idéntico encaste. Salvo el cuarto, que presentó problemas, el resto dio un gran juego, con un tercer toro que fue un dechado de excelencias.

Francisco Rivera Ordóñez "Paquirri", silencio y pitos.

Julián López El Juli, silencio y oreja.

Sebastián Castella, oreja con petición de la segunda y oreja.

Después de banderillear con facilidad a su primero, Paquirri realizó un trasteo sin ninguna apretura, con la muleta retrasada y con reiterados enganchones. Tan deficiente labor tuvo un final aún peor, al despachar a su enemigo de un alevoso bajonazo. Aún peor fue la faena a su segundo, que transcurrió entre los abucheos de los tendidos por la desconfianza y falta de pundonor del torero.

El Juli realizó al primero de su lote una faena desigual con momentos de cierta brillantez y otros en los que faltó el acoplamiento con su enemigo, que no presentó dificultades. Con los aceros muy mal. Espoleado por el triunfo de Castella en el tercero de la tarde, El Juli salió a desorejar al segundo de su lote, lo que hubiese conseguido, pero los aceros se lo impidieron. Cortó una oreja tras una faena esplendorosa que fue seguida con entusiasmo y en ocasiones con el público puesto en pie. Por ambos pitones el madrileño toreó a placer, con los pies juntos unas veces, con el compás abierto en otras; el quehacer de El Juli fue una sinfonía de temple, quietud, poderío y valor.

La clase y nobleza del tercero de la tarde permitió a Sebastián Castella llevar a cabo una faena tan extraordinaria como la calidad de su enemigo. La afortunada conjunción de toro y torero consiguió poner boca abajo la palentina plaza de los Campos Góticos. Un pinchazo antes de media en su sitió dejó el premio en una sola oreja, insuficiente a juicio del público que solicitó los dos apéndices para el torero.

Volvió a bordar el toreo en el último toro de la tarde, aunque la faena no alcanzase la intensidad lograda con el tercero.

Casi tres cuartos de plaza en tarde lluviosa a ratos.

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