Sharon Jones muestra en Madrid sus dos caras

  • Madrid.- Se mire por donde se mire, Sharon Jones es una artista desesperante y fabulosa en un mismo concierto. De esa dualidad se tuvo noticia esta noche en la madrileña sala Joy Eslava, donde la cantante estadounidense brindó una actuación con muchas luces y alguna que otra sombra.

Sharon Jones muestra en Madrid sus dos caras
Sharon Jones muestra en Madrid sus dos caras

Madrid.- Se mire por donde se mire, Sharon Jones es una artista desesperante y fabulosa en un mismo concierto. De esa dualidad se tuvo noticia esta noche en la madrileña sala Joy Eslava, donde la cantante estadounidense brindó una actuación con muchas luces y alguna que otra sombra.

De entrada, no es de recibo un retraso de cuarenta minutos a la hora de salir al escenario. Se ha impuesto la creencia de que un concierto de música no tiene por qué empezar a su hora, pero estas dilaciones no acontecen en el mundo del cine, el teatro o el fútbol.

Jones no tuvo empacho en hacer esperar a su audiencia, pero esta demora tampoco supuso mayor inconveniente. Había mucha curiosidad por ver en acción a la nueva dama del soul afroamericano y el público aguardó en su sitio sin mostrar una ansiedad que crecía por momentos.

Afilada y consistente banda de acompañamiento, The Dap-Kings subieron a la tarima en primer lugar, saludaron, tocaron por espacio de diez minutos y, finalmente, anunciaron a bombo y platillo la llegada de su vocalista, que para la ocasión escogió un brillante vestido morado con flecos blancos.

Emergió Jones como un huracán, desatada, dando la impresión de querer hacerlo todo al mismo tiempo, sin la pausa necesaria para diferenciar la exuberancia del batiburrillo indiscriminado.

Los compases iniciales de la velada no descubrieron la cara más lúcida de la artista, que se empeñó en alargar las canciones cuando el concierto demandaba un poco más de fluidez y agilidad en el discurrir de los acontecimientos.

"If you call" y "When I come home" sonaron con solvencia y fueron las dos composiciones más reseñables hasta pasado el primer cuarto de hora del espectáculo, que a partir de ahí fue un cúmulo creciente de buena música y ritmos trepidantes.

Dueña de un estilo de baile tan personal como efectista, Jones hizo las delicias de todos los presentes con "Money", "Better things" o "I learned the hard way", el tema que da título a su nuevo álbum de estudio.

La puerta de entrada a melodías más tranquilas pareció entreabrirse con "Mamma don't like my man", pero enseguida regresaron notas tan enérgicas como "Tell me", "She ain't a child no more" o "Window shopping".

Con el país aún de fiesta por la victoria mundialista, cualquier motivo es bueno para entonar el "oe, oe oe", y por eso nadie dudó en agasajar a Jones con el famoso grito futbolero tras la interpretación de una de sus grabaciones más aplaudidas, "100 days, 100 nights".

Entre puntapiés ficticios, cabezazos figurados y soul de altos vuelos se llegó al final de un 'show' que mañana tendrá una nueva cita en el Palacio de Deportes de Santander.

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