Sólo brilla Hermoso en la decepcionante tarde de "las figuras" en Valencia

  • Paco Aguado.

Paco Aguado.

Valencia, 25 jul.- Con una solitaria oreja para el rejoneador Hermoso de Mendoza se ha saldado en la estadística la corrida estelar de la Feria de Julio celebrada hoy en Valencia, festejo decepcionante por la falta de casta de los toros de Victoriano del Río.

FICHA DEL FESTEJO.- Dos toros, despuntados para rejones, de Fermín Bohórquez, con clase y nobleza el primero y parado y de poca entrega el cuarto; y cuatro de Victoriano del Río, de desigual presentación -con más cuajo y seriedad los dos últimos- y de juego deslucido y descastado.

El rejoneador Hermoso de Mendoza: pinchazo y rejón en lo alto (oreja con petición de la segunda); y pinchazo que descorda (ovación).

Julián López "El Juli": estocada trasera y atravesada, y descabello (ovación); y pinchazo, estocada trasera y baja, y tres descabellos (ovación).

Miguel Ángel Perera: dos pinchazos y estocada (silencio); y estocada caída (silencio).

En cuadrillas, ha destacado la efectividad del picador Salvador Núñez con el quinto.

La plaza ha tenido tres cuartos de entrada en tarde de viento racheado.

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MÁS TOREO A CABALLO QUE A PIE

Era la corrida estelar, la tarde más esperada de la feria -aunque no lo suficiente como para colmar los tendidos- al tener anunciados en el cartel a los únicas espadas punteros que este año decidieron venir en julio a Valencia.

Pero al acabar el festejo un sentimiento generalizado de decepción se había adueñado de un público que esperaba mucho más y que, como los toreros de a pie, se ha desesperado con el descastado juego de los toros de Victoriano del Río.

De hecho, la única faena lucida y completa ha sido la que propició un toro despuntado de Fermín Bohórquez, el primero de la tarde, destinado al navarro Hermoso de Mendoza, primera figura del rejoneo que volvía al coso valenciano después de varios años de ausencia.

El feliz reencuentro del estellés se ha producido con una faena que ha rozado la perfección y que se ha apoyado en la clase y la nobleza de un "murube" de Bohórquez que ha tenido también el brío preciso para no poner a los caballos en mayores apuros.

Sobre esa base ha construido Hermoso una labor marcada por la pureza, la limpieza y la sobriedad. Tanto al parar al toro con "Napoléon", con galopes medidos y templados, como al clavarle cuatro banderillas sobre "Disparate", el toreo de Hermoso ha tenido la precisión del magisterio.

Pero las mayores ovaciones han venido al realizar sobre éste último caballo castaño la "hermosina", suerte de su invención que consiste en tirar del toro mostrándole alternativamente los dos lados de la grupa.

Tras un pinchazo, Hermoso ha clavado un rejón de muerte en el mismo hoyo de las agujas. Pero el bravo se le arrancó en la agonía cuando el navarro ya se adornaba descabalgado. Asombrosamente, en ese mismo momento su caballo "Pirata" se lanzó a morder al astado para librar del peligro a su jinete, en el momento más emotivo de la tarde.

Ha cortado así Hermoso la única oreja de la tarde, puesto que el cuarto, parado y sin emplearse, no le ha permitido más que un faenar valiente y efectista que además no ha rematado bien, ya que descordó al de Bohórquez con el rejón de muerte.

En cuanto al toreo a pie, las dos figuras han hecho todo lo posible, pero sin lograrlo, para sacar un mínimo partido de los descastados ejemplares de Victoriano del Río

El Juli se dilataba con su primero, con el que alternaba en quites con Perera. El toro se dejaba ahí casi todo su escaso vigor, por lo que protestaba en la muleta y amagó siempre con rajarse, lo que el diestro madrileño ha evitado con oficio.

El que sí se ha rajado descaradamente fue el quinto, aunque antes ofreció veinte embestidas con cierta calidad que El Juli llevaba sometidas y podidas pero sin poder redondear su labor cuando el toro se negó de plano a seguir la pelea.

El tercero se ha parado ya al salir del peto del caballo de picar, y Miguel Ángel Perera se ha empeñado con terquedad en que siguiera la tela más tiempo y espacio que lo que quería, que fue muy poco. Tampoco le ha durado el sexto, que se ha apagado en un suspiro a pesar de que el extremeño se lo puso fácil con el trazo templado y liviano de sus muletazos.

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