Sunset Boulevard, en busca del glamour perdido

  • Cambiarlo todo para que nada cambie. Ese parece el "leitmotiv" que respira el aire soberbio de Sunset Boulevard, una de las zonas con más glamour de Los Ángeles años atrás y que trata de hacer frente al paso del tiempo mientras apela al espíritu evocador de la época dorada de Hollywood.

Antonio Martín Guirado

Los Ángeles (EE.UU.), 30 ene.- Cambiarlo todo para que nada cambie. Ese parece el "leitmotiv" que respira el aire soberbio de Sunset Boulevard, una de las zonas con más glamour de Los Ángeles años atrás y que trata de hacer frente al paso del tiempo mientras apela al espíritu evocador de la época dorada de Hollywood.

Al fin y al cabo, la más lujosa fiesta en la noche de los Óscar, la de Vanity Fair, que reúne a casi tantos famosos como a curiosos en las aceras tratando de cazar un autógrafo o hacerse una fotografía con su ídolos, seguirá celebrándose un año más en el "strip", apenas a escasos metros del hotel Sunset Tower, su hogar durante los últimos cinco años.

La nueva sede del evento organizado por Graydon Carter, editor de la revista, será un lugar recién renovado dentro de la zona de restaurantes conocida como Sunset Plaza, que se extenderá a una parcela adyacente -actualmente un garaje al aire libre- apostando por las espectaculares vistas de la ciudad, según informa el blog Pret-a-Reporter.

El cambio viene motivado por el deseo de acomodar a un mayor número de gente, incluso a pesar de que en años pasados la convocatoria llegó a sobrepasar los 1.000 invitados.

Se trata del primer traslado para la fiesta de Vanity Fair desde que la huelga de guionistas, que tanta mella hizo en la comunidad, obligara a su cancelación en 2008, una época en la que el célebre Morton's era el lugar escogido.

A mediados del pasado año comenzó en la zona próxima de Sunset con Crescent Heights un proyecto de desarrollo urbanístico a cargo de CIM Group que dará cabida a un hotel, varios apartamentos, tiendas y restaurantes valorados en más de 300 millones de dólares, que no harán sino reforzar el poder de atracción de Sunset Boulevard para locales y turistas.

"El 'strip' es conocido internacionalmente", dijo la alcaldesa de West Hollywood, Abbe Land, "y queremos estar a la altura de las expectativas de la gente".

Muy cerca de allí, en el cruce de Sunset con Doheny, se levantará otro hotel de la cadena Marriott, al mismo tiempo que hay planes para erigir otro opulento alojamiento sobre los cimientos del actual establecimiento de música House of Blues, entre los hoteles Andaz y Mondrian.

Esos nuevos hoteles se unirían a los ya muy populares Chateau Marmont y London, cuya localización permite rememorar los tiempos del Hollywood clásico al estar rodeados de bares decorados con fotografías de estrellas como Frank Sinatra o Clark Gable.

Incluso permite la inmersión en cómo fue la reconversión de la zona en meca de la música rock a finales de la década de 1970 y comienzos de los ochenta, evocada en locales como Whisky a Go Go y Viper Room.

Además, si algo le faltaba al "strip" era una discoteca potente donde aglutinar a los jóvenes durante el fin de semana. La respuesta ha llegado este mes de la mano de 1 OAK LA, con sedes también en Nueva York, Las Vegas y Ciudad de México. A su estreno acudieron nombres como Jim Carrey, Steven Tyler (Aerosmith), Ne-Yo y el rapero Lil Jon.

Por si fuera poco, acaba de inaugurarse un nuevo bar y restaurante en el área con un atractivo irresistible, aunque sólo al alcance de los bolsillos más pudientes. Se trata de Vauclase, regentado por los australianos Brad y Claire Cox, donde se sirve un martini que cuesta 10.000 dólares.

¿Su receta? El vodka que el cliente escoja servido con un diamante de un quilate, traído en apenas unos minutos y expresamente para la ocasión por el encargado de una joyería local. Suena cómico, y tal vez no sea coincidencia que el establecimiento se erija sobre la antigua residencia de Charlie Chaplin.

Sunset Boulevard trata así de crecer apoyada en los recuerdos del imaginario colectivo y parece decir, como uno de los personajes de la película homónima de Billy Wilder: "Está bien, señor DeMille, estoy lista para mi primer plano".

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