Tarde de silencios y sopor, de toros vacíos y toreros a la deriva

  • Madrid.- Seis silencios fue el escaso balance de la corrida de toros celebrada hoy en Las Ventas, una tarde de calor y mucho sopor, con una corrida sin contenido de Guardiola Fantoni que echó al traste las posibilidades de lucimiento de los tres toreros.

Tarde de silencios y sopor, de toros vacíos y toreros a la deriva
Tarde de silencios y sopor, de toros vacíos y toreros a la deriva

Madrid.- Seis silencios fue el escaso balance de la corrida de toros celebrada hoy en Las Ventas, una tarde de calor y mucho sopor, con una corrida sin contenido de Guardiola Fantoni que echó al traste las posibilidades de lucimiento de los tres toreros.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Herederos de Salvador Guardiola Fantoni, bien presentados, nobles, aunque en el límites de las fuerzas y sin "transmisión". Corrida sin fondo y de poco juego. El más toreable, el primero.

Antón Cortés: estocada (silencio); y seis pinchazos y tres descabellos (silencio).

Ambel Posada: dos pinchazos y descabello (silencio); y dos pinchazos, otro hondo, nuevo pinchazo y casi entera perpendicular y caída (silencio).

Javier Cortés: pinchazo y casi entera (silencio); y pinchazo y casi entera (silencio).

La plaza tuvo casi un cuarto de entrada en tarde calurosa.

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UNA TÍPICA CORRIDA DE VERANO

Nuevo "baile" de corrales en Las Ventas. El decimotercero de la temporada y la tercera corrida completa que se echa para atrás. Ni un solo toro de los reseñados inicialmente de Juan Manuel Criado pasó el reconocimiento, y a última hora tuvieron que embarcar un nuevo encierro de Salvador Guardiola Fantoni.

Precisamente esta vacada sevillana, de procedencia Villamarta, sustituyó íntegramente el pasado 1 de mayo una corrida de Adelaida Rodríguez, y ya entonces no funcionó pese a la oreja que cortó Iván Fandiño.

Y hoy falló de nuevo, no por presencia, pero sí por esencia, pues la corrida se movió pero sin ninguna chispa y con los inconvenientes que supone la falta de fuerzas y en algunos casos hasta de casta. Una corrida sin alma, clásica de los veranos de Madrid.

Y eso que el toro que abrió plaza tuvo mucha nobleza y calidad por el pitón derecho, aun justito de fuerzas y bajito también de raza. Había que "medirle" muy bien, pues por arriba derrotaba los engaños, y forzándole por abajo perdía las manos.

Antón Cortés llevó a cabo una faena intermitente, en la que hubo dos tandas a derechas en el prólogo de mucho empaque, temple y especial sabor. Pero ya. El toro, a menos y defendiéndose, y el torero, siempre entre las rayas, no sacó nada más en claro, dejándose enganchar la muleta en demasía y sin poder apenas ponerse al natural.

El cuarto tuvo la misma bondad pero menos codicia, y a pesar de tomar con prontitud los engaños, nunca lo hizo por abajo, unas veces frenándose a mitad del muletazo y otras, la mayoría, perdiendo las manos. Antón no acabó de sentirse a gusto, y a pesar de intentarlo su labor no trascendió. Además dio un sainete con la espada.

Posada tuvo un primer toro también en el límite de las fuerzas y que no humilló nunca, y aunque se movió sin ninguna maldad por los dos pitones, le faltó "transmisión". Lo cuidó mucho el torero a media altura en una faena de muchos pases pero que en ningún momento llegó a coger vuelo, ni siquiera en el proyecto de arrimón final.

Con el quinto tampoco pasó nada. El toro, bronco y deslucido, tiró gañafones a diestro y siniestro, pero Posada, que se vio desarmado hasta en dos ocasiones, apenas llegó a ponerse.

El primero de Javier Cortés fue el más incómodo del envío. Toro que tampoco anduvo sobrado de fuerzas y que embestía con la cara natural, pegando un derrote y "haciendo hilo" al final de cada pase, lo que imposibilitaba ligar los muletazos, obligando al torero a corregir constantemente la posición.

Cortés consiguió lo más notable por el lado izquierdo, por donde dibujó algún natural suelto de buen trazo, en una faena que no tuvo mayor historia.

El que cerró plaza, en la tónica de toda la corrida, tampoco fue propicio. Cortés llevó a cabo una faena seria en la que extrajo muletazos meritorios por el lado derecho, ganándole pasos, echándole la muleta adelante y "tocándole" al pitón contrario.

También lo intentó al natural, pero el poco contenido del toro, cada vez más apagado, lo condicionó todo. Labor firme pero sin eco.

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