Teatro a la manera de Shakespeare en pleno siglo XXI

  • A orillas del Támesis, en un barrio donde las calles londinenses se estrechan e invitan a dejarse llevar por ellas, se encuentra el Shakespeare's Globe. Un teatro a la antigua usanza, la de finales del siglo XVI y principios del XVII, que ofrece al espectador la posibilidad de vivir una representación como se hacía en los tiempos de Shakespeare. ¡Arriba el telón!
El teatro como lo vivió Shakespeare
El teatro como lo vivió Shakespeare
John Haynes / Shakespeare's Globe
M. J. Arias

El Shakespeare's Globe se ha convertido con los años en un viaje maravilloso al pasado para los amantes del teatro y de las obras del dramaturgo británico que le da nombre. Desde 1997, cada primavera, a los pies del Támesis se levanta el telón para brindar al público el placer de disfrutar del mejor teatro del siglo XVI en pleno siglo XXI. La temporada acaba de comenzar y el programa es muy sugerente.

La sobria apariencia que se vislumbra entre la habitual neblina londinense no hace presagiar lo que el espectador se encontrará una vez cruce la puerta de entrada al Shakespeare's Globe. Es un teatro, sí. Se representan obras, por supuesto. La magia, la diferencia, está en la puesta en escena. El edificio recrea lo más fielmente posible el antiguo Globe, un teatro que existió solo 200 metros más allá a principios del siglo XVII y que durante más de una década fue la casa de William Shakespeare.

Allí, en sus incómodos asientos de madera o de pie, con el cielo como único techo y la madera como envoltorio, el gran dramaturgo inglés estrenó una buena parte de sus obras. Cuatrocientos años después, los aficionados al teatro pueden disfrutar de un viaje en el tiempo por solo unas libras (la entrada más cara ronda las 11 libras) y dejarse llevar por el espectáculo.

La temporada 2011 lleva unos pocos días en marcha y, como cada año desde que abriera sus puertas en 1997, se mantiene fiel a su estilo. En el clásico escenario de madera, con el cielo por techo y la gran mayoría del respetable en pie, se da vida a obras de Shakespeare, de su coetáneo Christopher Marlowe y a alguna que otra de hoy. Cualquier texto es bueno para disfrutar la experiencia, pero las del autor de 'Romeo y Julieta' tienen siempre más encanto por ser quien es su autor.

En el programa de este año figuran 'Mucho ruido y pocas nueces', 'Como gustéis' y 'Bien está lo que bien acaba'. También pasó por allí 'Hamlet', pero fue flor de un día. El 23 de abril, para celebrar el cumpleaños de su autor. Ahora la compañía se encuentra de tour por Europa. Las otras tres se van alternando en el programa en distintas sesiones y días, aunque de momento la única estrenada es 'Bien está lo que bien acaba'. El resto irán llegando en las próximas semanas. Cuando lo hagan, empezarán a rotar en el cartel.

Mientras el buen tiempo dure, habrá funciones. Es lo que tiene un teatro al descubierto. Y más en Londres, donde el frío y la lluvia ocupan gran parte del calendario. Por esa razón –y por que era el gran sueño del promotor del Shakespeare's Globe–, los responsables de esta institución tienen la intención de construir un teatro cubierto que albergue una temporada de invierno. Es un proyecto en marcha. Lo primero es encontrar la financiación. A través de la web se pueden realizar donaciones, hacerse amigo del teatro por una cuota acompañada de privilegios y, lo más divertido, comprar un asiento con nombre. Por 3.000 libras (unos 4.000 euros), uno de los asientos del futuro teatro de estilo jacobino que el Shakespeare Globe Trust pretender erigir en 2013 llevará el nombre de quien pague por ello. Habrá 325 de este estilo. Todo para recaudar los siete millones de libras que son necesarios para su construcción.

¡Qué empiece la función!

Por delante quedan meses de espectáculo, caras de sorpresa y regocijo en el inexistente patio de butacas y actuaciones memorables. Basta con acudir una sola vez al Shakespeare's Globe para quedarse prendado de su magia. El culmen es ver una obra, en directo, a pie quieto, disfrutando de cada escena, paladeando cada palabra escrita por el padre de personajes como Hamlet, el Rey Lear o Romeo.

Si, por los que sea (las inclemencias del tiempo, problemas de aforo o porque se está fuera de temporada), no se pudiera asistir a una representación las opciones son múltiples. La oferta cultural es variada y siempre orientada a promover el conocimiento de la obra, vida y época de William Shakespeare. Así, se puede hacer un tour guiado por las instalaciones, visitar las exposiciones del momento, darse una vuelta por la tienda de recuerdos, la cafetería o sumarse a un evento educativo de los muchos que están programados.

La curiosa historia del Shakespeare's Globe

El original, el que lleva por nombre The Globe, fue levantado en 1598 después de una disputa por una licencia. Originalmente se encontraba al otro lado del río, pero las partes interesadas no se terminaban de poner de acuerdo sobre la renovación del contrato. Así que durante las Navidades de 1598 la compañía decidió desmontar el chiringuito madero por madero, cruzar el río y volver a montarlo. Una vez hecho esto, los propietarios ofrecieron a los actores participar a modo de cooperativa y Shakespeare se apuntó a ello. Fue su casa entre 1598 y 1611.

Durante su vida, este teatro redondo y con la madera como principal material de construcción sufrió varios avatares. Como el incendio del que fue víctima en 1613. Lo recuperaron muy rápido y siguió en marcha hasta que una administración que veía en el teatro un mal y poca cultura decidió prohibirlo. Era 1642. Después de dos años de falta de uso se procedió a su demolición definitiva.

Lo que, obviamente, no sabía nadie entonces es que un actor, director y productor americano de nombre Sam Wanamaker convertiría su reconstrucción en la obra de su vida. Lo decidió ya en 1949 en su primera visita a Londres. Le costó años de búsqueda de financiación y de investigación para conseguir diseñar el nuevo teatro a imagen y semejanza de su predecesor. Para lograrlo fundó en 1970 el Shakespeare Globe Trust. No fue fácil. De hecho, no es seguro que sea tal cual lo han levantado. Wanamaker murió en 1993 sin poder ver el final de su sueño, que no fue inaugurado por la Reina hasta junio de 1997.

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