Tía Mame, ¿por qué nos gustan las amas de casa desquiciadas?

  • Fue rechazada por 19 editores antes de ser publicada en 1955 y antes de convertirse en uno de los libros más vendidos del siglo pasado. A distancia de pocos meses desde su publicación en español la novela Tía Mame de Patrick Dennis ya ha sido reeditada dos veces. Un pequeño éxito que confirma una teoría: las amas de casa desquiciadas nos gustan mucho.
Tía Mame
Tía Mame
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Lo tienen todo: belleza, suerte, dinero, éxito, una familia de revista. Pero un día de repente algo se tuerce. Hay quien empieza a odiar su vida hasta el punto que la muerte le parece la única solución – como Anna Karenina, Emma Bovary o April Wheeler, la protagonista de la novela de Richard Yates Vía Revolucionaria – y quien, como Tina Balser empieza a escribir un diario en el que se reflejan más generaciones de mujeres, no sólo las de 1967, fecha de publicación de Diario de una ama de casa desquiciada de Sue Kaufman.

Pero también hay quien en vez de soñar con otra vida, consigue convertir su vida en un sueño cada vez diferente y así sobrevivir a los altibajos de la vida de una mujer con una sonrisa. Es el caso de la Tía Mame, un personaje que salió de la imaginación de Patrick Dennis – uno de los pseudónimos de Edward Everett Tanner III – y que protagoniza la novela que lleva su nombre. Todo empieza cuando el sobrino de Mame, Patrick, se queda huérfano de ambos padres y es ella que tiene que hacerse cargo de él, a pesar de que lleve una vida alocada a la que no renunciará en ningún momento.

Tras haber sido rechazada por 19 editores esta novela finalmente fue publicada en 1955 y se convirtió en uno de los éxitos literarios más rotundos del siglo pasado (el hecho de que la Tía Mame se pudiese considerar una especie de alter ego del mismo autor la hizo gozar de cierta apreciación entre el público gay) y ahora, a distancia de pocos meses desde su publicación en español por la editorial independiente Acantilado, ya cuenta con dos reediciones.

No será el éxito de Stephenie Meyer – autora de la saga Crepúsculo – o de Federico Moccia, pero es un pequeño éxito que confirma que las amas de casa un poco locas siguen gozando de mucho cariño entre los lectores. ¿Por qué? Porque son lo más parecido que hay a las mujeres de verdad.

La Tía Mame es independiente, es consciente de su belleza, coquetea por diversión pero se casa por amor. Es el típico personaje que se dobla pero no se parte: si es rica disfruta de la vida y si de repente se encuentra sin un duro…también, con la única diferencia que tiene que trabajar. Trabaja de dependienta y casi arruina a su empresa, su tienda de antigüedades acaba quemándose, la "lía" en el escenario cuando intenta ser actriz, monta una casa de acogida para niños necesitados y casi muere bajo sus escombros tras una explosión.

Tía Mame se reinventa constantemente: cambia la decoración de su piso, cambia su atuendo, cambia su pelo, cambia su novio y nada más acabar con su sobrino Patrick – que obedece a sus "consejos obligatorios" hasta cuando se trata de la mujer de su vida – empieza otra vez a dar clases de vida al último llegado en la familia, el hijo de Patrick.

Sus gritos, sus repentinos cambios de humor y de opinión, sus ideas alocadas y su inmensa vitalidad hechizan a todos los que la rodean y los lectores no pueden hacer nada más que seguir sus rocambolescas vicisitudes.

La literatura está llena de amas de casa desquiciadas y es porque suelen ser mujeres soñadoras que se encuentran más cómodas en la ficción del mundo del arte que en la realidad. Pero no todas las amas de casa están destinadas a morir en el intento de convertir su vida en una obra de arte. Hay quien lo consigue equivocándose cada día y negándose a que su historia tenga un final trágico. Tía Mame es la reina literaria de esta tribu real a la que pertenecen casi todas las mujeres del mundo.

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