Tiananmen se repite desde hace veintiún años, asegura su principal víctima política

  • Pekín.- La principal víctima política con vida de la matanza de estudiantes de Tiananmen, Bao Tong, de 77 años, sigue bajo vigilancia domiciliaria, cuando se cumplen 21 años de la tragedia. Su delito: haber sido secretario del líder comunista depuesto en aquellas fechas por su apoyo a los manifestantes.

Miles de hongkoneses recuerdan el vigésimo primer aniversario de la matanza de Tiananmen
Miles de hongkoneses recuerdan el vigésimo primer aniversario de la matanza de Tiananmen

Pekín.- La principal víctima política con vida de la matanza de estudiantes de Tiananmen, Bao Tong, de 77 años, sigue bajo vigilancia domiciliaria, cuando se cumplen 21 años de la tragedia. Su delito: haber sido secretario del líder comunista depuesto en aquellas fechas por su apoyo a los manifestantes.

En la noche del 3 y la madrugada del 4 de junio de 1989 unos 200.000 soldados mataron a cientos o miles de estudiantes pacíficos que se manifestaban desde abril pidiendo democracia y contra la corrupción; la cifra aún se desconoce porque el régimen se niega a asumir responsabilidades y mantiene una tenaz censura sobre el caso.

Para visitar a Bao hay que registrarse en el acceso al edificio, situado irónicamente frente al Museo Militar; el registro indica que ya lo han entrevistado seis periodistas nipones; apostados en la entrada hay vehículos policiales y cámaras en todas las esquinas.

La austera puerta del apartamento indica voluntad de reforma: el tradicional recorte con el símbolo "fu" ("buena fortuna") tiene el logo de los restaurantes americanos KFC; Bao abre la puerta y pronuncia "gracias" de forma muy correcta cuando se le saluda: "Mi esposa estudió español, trabajaba en el servicio diplomático".

"No es que Tiananmen pueda volver a suceder, sino que cada día, en estos últimos 21 años, está sucediendo, cada día se producen pequeños Tiananmen", manifiesta un erguido Bao a Efe tras meditar cada pregunta.

"En concreto, cada dos minutos", precisa este anciano de piel tostada y mirada directa, si se dan por buenas cifras de expertos que indican que en 2008 hubo 220.000 protestas masivas en China.

Su ex jefe, el depuesto líder Zhao Ziyang, que murió en arresto domiciliario en 2005, había bajado a la plaza el 19 de mayo de 1989, acompañado de su otro secretario -hoy primer ministro-, Wen Jiabao, para decir a los jóvenes que ya no podía ayudarles más.

"En aquel momento yo no sabía que Deng Xiaoping (el líder de facto) ya había tomado la decisión de enviar al Ejército contra los estudiantes, pero sabía que se había tomado una decisión y que Zhao se oponía a ella", explica con memoria límpida.

Bao, entonces director de la Oficina de Reforma Política del Comité Central y redactor de los discursos de Zhao, incluida su dimisión, fue detenido el 28 de mayo, por lo que no supo de los muertos hasta transcurrido el 4 de junio: "Supe que había sucedido una gran tragedia en China".

Tampoco vio la famosa foto del hombre apostado frente al tanque hasta que no fue liberado: "Esa foto tendría que estar colgada en Tiananmen en lugar de la de Mao Zedong", propone.

Este fumador empedernido, nacido en noviembre de 1932 en la provincia de Zhejiang, dice que desde ese día China se paralizó: "Se puede decir que la reforma política murió entonces, y también la naturaleza de la reforma económica", que hoy se ha traducido en corrupción y una creciente brecha entre ricos y pobres.

Pekín volvió a justificar ayer, jueves, la matanza en aras del progreso de la que hoy es la tercera potencia económica: "Los extranjeros sólo ven el progreso de China;, los chinos ven que la brecha entre ricos y pobres es cada vez más profunda", dice Bao.

Los problemas son los mismos que en el 89, la diferencia es que por lo menos entonces uno se podía manifestar, mientras hoy expresar una voz crítica con el gobierno puede suponer la cárcel, recuerda, como le sucedió a su amigo, el disidente Liu Xiaobo, encarcelado en 2008 por firmar el mismo manifiesto político que él, la Carta 08.

"La Carta 08 sólo pide que se apliquen los derechos constitucionales. China necesita un gobierno que sea responsable con el pueblo y con la constitución. Si no es capaz de eso, ¿cómo va a ser responsable con la comunidad internacional de la paz y la estabilidad en el mundo?", cuestiona el disidente.

Tiananmen ha marcado la vida política y cotidiana de China. Hoy se sabe que la decisión del todopoderoso Deng produjo una escisión en el Ejército y en el Partido que todavía hoy perdura.

Con la rabia erosionada por tres décadas de prisión, Bao ha sido víctima de dos purgas masivas de la historia china: la Revolución Cultural de Mao, cuando pasó once años encarcelado (1966-1977), y la de Deng en Tiananmen, por la que sigue pagando.

"Me he acostumbrado a estar preso", explica con una suave sorna. Aunque puede salir a hacer compras, bajo vigilancia, está privado de ver a su hijo, Bao Pu, que reside en Hong Kong y con quien tramó la publicación de las memorias póstumas de Zhao en 2009.

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