Toni Servillo: "Vivimos una política basada en la depresión ciudadana"

  • Magdalena Tsanis.

Magdalena Tsanis.

Madrid, 14 may.- Decadencia. Es la palabra que más resuena en cada uno de los últimos trabajos de Toni Servillo. Tras el éxito de "La gran belleza", el actor italiano riza el rizo del magisterio interpretativo poniéndose en la piel de dos hermanos gemelos, un político huidizo y un filósofo bipolar, en "Viva la libertad".

"No es estrictamente una película sobre una desilusión, sino un filme que da, siempre en términos de fábula, una pista sobre la posibilidad de una política distinta a la que vivimos hoy, que es una política basada en la depresión ciudadana", señala en una entrevista con Efe.

Ganador del Globo de Oro y del Premio de la Academia Europea por su Jep Gambardella de la "La gran belleza", Servillo está en Madrid por un doble motivo: promocionar su última película, escrita y dirigida por Roberto Andó, y representar la obra "Le voce di dentro", que lleva más de un año de gira mundial.

Si el largometraje de Paolo Sorrentino, Óscar a la mejor película extranjera, era "un enorme fresco sobre la sociedad italiana contemporánea, con aspectos decadentes", "Viva la libertad" es en realidad una "comedia ligera" que aborda un asunto "muy serio", como es el desencanto de la ciudadanía con la política.

En ella, Servillo es Giovanni Emani, un alocado filósofo bipolar que se ve obligado a sustituir a su hermano gemelo, Enrico (de nuevo Servillo), secretario general del principal partido de la oposición, cuando éste, en plena crisis de popularidad, decide desaparecer de la faz de la tierra.

Inesperadamente, la espontaneidad de Giovanni y su capacidad para tocar el corazón del electorado, resultan ser un acierto que devuelve al partido a la cresta de la ola.

"Cuando no hay esperanza, hay que inventarla", explica Andó sobre el origen del guión, basado en una novela propia. "Tanto el libro como el largometraje son un intento de contar, de forma optimista, que la política y la vida tienen que volver a caminar juntos, no separados".

Y sólo "un gran actor", añade, podía asumir el reto de hacer creíbles a esas dos personas "idénticas pero diferentes".

El intérprete napolitano, de 55 años, evitó desde un principio llevar a cabo "un ejercicio de virtuosismo".

"Mi idea era buscar el modo en que, cuando el espectador observa a uno de los personajes, viera algo del otro y viceversa. Para ello he partido de la premisa de dos personas que nacen de una misma célula, que son muy diferentes, pero al mismo tiempo indivisibles".

También "Le voce di dentro", que dirige y protagoniza, y que llevará a escena en los Teatros del Canal del 15 al 18 de mayo, aborda la decrepitud, material y moral, de la sociedad italiana, en este caso la posterior a la Segunda Guerra Mundial, tal y como recoge el texto del también napolitano Eduardo di Filippo (1900-1984).

"No es una relación buscada -precisa Servillo-. No pretendo contar siempre la historia de un país en decadencia. Lo que sí me interesa son las obras que muestran un conflicto entre el hombre y la sociedad, y ese sí es un hilo rojo que puede cruzar mis últimos trabajos".

La popularidad le ha llegado a este veterano actor con el cine y, especialmente, de la mano de Sorrentino, con quien, además de "La gran belleza", rodó "Il Divo", retrato genuino del político italiano Giulio Andreotti, y "Las consecuencias del amor", pero Servillo es en esencia un hombre de teatro.

Llegó a él de joven y de forma autodidacta y en 1977 fundó su primera compañía, Caserta, germen del Teatri Uniti de Napoles, que nació diez años después y con el que ahora llega a Madrid, en coproducción con el Piccolo Teatro di Milano y el Teatro di Roma.

"El teatro para alguien como yo, que puede hacer 200 o 250 representaciones en un año, es una forma de vida en la que el oficio se compromete por completo con tu existencia. Una gira teatral puede durar cuatro años, de modo que va creciendo al tiempo que se transforma tu personalidad y te van pasando cosas", afirma.

"Por contra, la experiencia del cine es extraordinaria, pero es una síntesis de la vida que se resuelve en unas semanas y después camina solo. El teatro existe siempre contigo; si tú no estás y no está el público, el teatro no existe".

Lo cierto es que en su caso uno y otro están muy unidos. De la "factoría" del Teatro Unity nació la primera película que dirigió Sorrentino, "L'uomo in più" (2001), y la primera que Servillo protagonizó. Al mismo tiempo estaba ensayando "El misántropo" de Molière.

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