Torrijos o el encuentro de un líder con su pueblo en pos de un proyecto común

  • La sede de la OEA fue escenario en 1977 de un memorable discurso por parte del general Omar Torrijos ante el entonces presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, al que recordó que Panamá accedía a la firma del tratado de devolución del Canal sin un "total consenso" de su pueblo.

Concepción M. Moreno

Panamá, 1 jul.- La sede de la OEA fue escenario en 1977 de un memorable discurso por parte del general Omar Torrijos ante el entonces presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, al que recordó que Panamá accedía a la firma del tratado de devolución del Canal sin un "total consenso" de su pueblo.

"No cuenta con un consenso porque 23 años acordados como de transición son 8.395 días; porque permanecen en bases militares que convierten a mi país en un posible objetivo estratégico de represalia", afirmó en Washington durante el acto de firma de los Tratados Torrijos-Carter, que establecían el 31 de diciembre de 1999 como fin de la administración estadounidense en el Canal de Panamá.

Esa valentía y, sobre todo, esa identificación con su pueblo en pos del proyecto de la descolonización del istmo son dos aspectos que Luis Navas (Colón, 1945), profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, destaca sobre la figura del general, líder de la República de Panamá entre 1969 y 1981, en una entrevista con Efe.

"Nosotros encontramos a este hombre y este hombre encontró a este pueblo. Y con nuestras limitaciones logramos ganar la simpatía internacional. Era el momento justo. Había un movimiento ascendente anticolonial en África y Asia y, además, llega a la presidencia de Estados Unidos Carter (...), Torrijos entendió que era el momento. Si Carter no hubiera estado ahí, no tendríamos el Canal", dice Navas.

Este catedrático ofreció el domingo una conferencia sobre Torrijos en la Fundación que lleva su nombre, en Ciudad de Panamá, a los integrantes de la XXVIII Ruta Quetzal BBVA, que hoy viajan hacia la isla de Taboga.

Este especialista en relaciones entre Panamá y Estados Unidos, encarcelado en dos ocasiones como dirigente estudiantil, afirma que Torrijos tenía una "tarea principal", que era "la obtención del objetivo de la descolonización" y que, en pos de ese proyecto, "postergó la solución de muchos problemas internos".

En opinión de Navas, esta pelea por la recuperación de la soberanía en Panamá se hubiera producido incluso sin el general, porque "el modelo colonialista no podía seguir manteniendo su estructura" en el istmo, aunque considera "impredecible" el tiempo que hubiera tardado en ocurrir.

El permanente contacto con su pueblo, sobre todo con las comunidades agrícolas e indígenas, con quienes se reunía frecuentemente, es resaltado por este catedrático, quien considera que la "gran acogida" que tuvo Omar Torrijos se debió a que "la sociedad lo percibió como un igual".

"¿Cuál es el problema que anida en muchas familias? La falta de comunicación. Él era un extraordinario comunicador. Le encantaba escuchar e incluso celebraba las travesuras. Quería conocer, impulsó la cultura popular, impulsó el deporte (...) Él respetaba la autenticidad. Lo peor que podía sucederle era la deslealtad", explica Navas.

Torrijos no hablaba al pueblo panameño a través de los medios de comunicación (como otros líderes políticos en todo el mundo), sino que se exponía públicamente ante las comunidades, quienes podían reclamarle aspectos de su gestión cara a cara, como describe el escritor británico Graham Greene, gran amigo del militar, en su libro "Descubriendo al general".

En opinión del profesor Navas, intentar establecer una comparación entre Omar Torrijos y otros políticos populistas de la región, como el fallecido Hugo Chávez en Venezuela, "es injusto" por las diferencias existentes entre sus sociedades.

"Torrijos no era tan personalista. Él suplía sus carencias rodeándose de los que sabían, de lo que él llamaba la aristocracia del talento. Es uno de los pocos dirigentes que logró reunir a personalidades, a profesionales, a estudiosos independientemente de su origen" y los reúne para elaborar lo que después sería la Constitución de 1972, aún vigente, que eliminó las discriminaciones por origen y raza existentes hasta el momento, explica.

No obstante, reconoce entre ellos dos puntos en común: la preocupación por la utilización de la riqueza y la relación con los partidos tradicionales.

La muerte sorprendió a Omar Torrijos en 1981, cuando volaba hacia Coclesito, una comunidad rural que visitaba con frecuencia.

Pese a que él estaba convencido de que no fallecería en su cama, pensaba que tendría "el tiempo suficiente" para hacer más cambios, sobre todo en la estructura militar, en opinión de Navas, quien no duda en calificar de "asesinato" el presunto accidente de su aeronave.

Por eso, quienes todavía creen en su legado, en "un proyecto de sociedad incluyente" y de distribución equitativa de la riqueza tienen una "tarea aún pendiente" con Omar, como le llaman quienes, al igual que el profesor, convivieron con él.

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