Un libro expone la historia y la belleza de las bibliotecas del mundo

  • Las bibliotecas no fueron objeto preferente de los arquitectos hasta el siglo XX, aunque se han construido desde la Antigüedad y muchas de ellas son ejemplos de extraordinaria belleza. Su historia está recogida en el libro "La Biblioteca. Un patrimonio mundial", presentado hoy en San Sebastián.

San Sebastián, 23 oct.- Las bibliotecas no fueron objeto preferente de los arquitectos hasta el siglo XX, aunque se han construido desde la Antigüedad y muchas de ellas son ejemplos de extraordinaria belleza. Su historia está recogida en el libro "La Biblioteca. Un patrimonio mundial", presentado hoy en San Sebastián.

Este volumen es el resultado de un proyecto internacional en el que ha participado la editorial donostiarra Nerea, encargada de la edición española.

Al contrario que en las extranjeras, a esta edición se han incorporado dos bibliotecas latinoamericanas, ambas mexicanas: la Palafoxiana de Puebla, de 1772, y la espectacular José Vasconcelos, de México D.F., de 2006, cuyas estanterías están suspendidas de la cubierta del edificio.

Sí figura en todas las ediciones la biblioteca de El Escorial -es la portada de la española-, de finales del siglo XVI, que fue la primera en utilizar el sistema mural de librerías.

Este libro, del que han hablado en rueda de prensa la consejera delegada de Nerea, Marta Casares, y la historiadora de la Arquitectura, Ana Azpiri, es obra de James W.P. Campbell, profesor de Arquitectura de la Universidad de Cambridge, y de Will Pryce, fotógrafo especializado en este campo.

Ambos han viajado por 21 países y visitado 82 bibliotecas para confeccionar esta obra, que presenta "la historia definitiva de la arquitectura bibliotecaria".

Son 328 páginas de gran formato, con 292 fotografías e ilustraciones de impecable factura, las que suma este libro, en el que se hace un recorrido cronológico por salas y edificios que se construyeron a lo largo de los siglos para reunir y custodiar conocimiento.

Los restos de las biblioteca de Pérgamo, en Turquía, datada en los años 197-160 antes de Cristo, ocupan las primeras páginas de este volumen, junto a otras como la de Celso, en el mismo país, del 135 d.C., una de las que se encuentra en mejor estado del mundo antiguo.

Entre las más antiguas, en casi perfecta conservación, está la Tripitaka Coreana, de 1251, que contiene la colección completa de las escrituras budistas, más de 81.000 piezas de piedra xilografiadas para realizar copias.

Las de mayor tamaño en la Edad Media se encuentran en el mundo árabe y el sudeste asiático. De cómo eran en el medievo se desconocen muchas cosas, lo que según el autor ha contribuido a que su representación en la literatura y el cine sea muchas veces equivocada, además de exagerada.

La elaboración de un libro era tan costosa -una pocas páginas requerían el sacrificio de varias decenas de ovejas para trabajar su piel- que esos lugares eran contenedores de muy pocos volúmenes.

Más tarde irían aumentado las colecciones, como la fabulosa de los Medicis para la que se construyó la biblioteca Laurenciana de Florencia en el siglo XVI.

Con el XVII dio comienzo la arquitectura bibliotecaria moderna, con ejemplos como el de la Ambroasiana de Milán y la Bodleiana de Oxford.

El XVIII fue el siglo del Barroco y el Rococó, de bibliotecas recargadas, donde muchas veces el trampantojo escondía la falta de libros, y en el XIX llegó la necesidad del mayor tamaño y la figura del bibliotecario como profesional, según ha recordado Azpiri.

En el siglo XX destacó la opulencia en las bibliotecas de los Estados Unidos gracias a las aportaciones de los mecenas, con construcciones de aire más clásico como la del Congreso, cuando en Europa ya se estaba trabajando el hierro, como se puede comprobar en la de Santa Genoveva de París.

El siglo XXI es aún el futuro, pero ya ha comenzado con edificios que acogen vídeos, DVD y soportes electrónicos. Que cuando acabe, contengan aún libros impresos en papel, el tiempo lo dirá.

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