Un policía es sancionado por ir a dejar sus gafas de sol al vehículo situado a diez metros de su puesto

    • La relación entre un superior y su subordinado de la Policía Municipal de Madrid del distrito de Moratalaz ha saltado por los aires.
    • El agente confiesa sentirse víctima de una persecución por parte de este mando, después de que se cogiera varias bajas por enfermedad.

     

Roberto R. Ballesteros / Seguridad y Tribunales

Las relaciones entre los jefes de la Policía y sus subordinados no son siempre lo buenas que sería deseable para que ambos centraran sus esfuerzos en la seguridad de los ciudadanos. Como en cualquier trabajo, los roces sostenidos a lo largo del tiempo generan rencillas que lastran durante meses y que en ocasiones dan lugar a episodios de dibujos animados.

Es el caso de la relación que mantienen desde hace más de un año un sargento de la Policía Municipal de Madrid y un agente del mismo cuerpo destinados ambos en la Unidad de Distrito del barrio de Moratalaz.

Los dos funcionarios están enfrentados desde que el agente se tomó una baja de cuatro días por gastroenteritis en marzo de 2010. Al sargento no le pareció adecuada y, según el subordinado, cuando éste último trató de explicarle los motivos, le contestó "enfurecido" que no le importaba porqué se había tomado esos días. "No me gusta su filosofía de vida y usted y yo hemos terminado", le cortó el sargento, según el relato realizado por el agente el pasado 1 de octubre ante el Departamento de Gestión Disciplinaria de la Dirección General de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid.

Tras ese primer encontronazo, comenzó una retahíla de enfrentamientos localizados siempre en el ámbito profesional pero con rasgos infantiles. Un mes después de esa pelea verbal a cuenta de la baja, el subordinado le presentó dos certificados médicos para justificar una enfermedad en la piel que le impedía afeitarse a diario."Esto no vale para nada (…), se tiene que afeitar todos los días", respondió el sargento, siempre según el testimonio del funcionario de inferior rango.

Entre mayo y agosto, nuevos incidentes escenifican esa mala relación. El agente se toma varios días de baja durante ese periodo y a su regreso el sargento le coloca como "conductor infantil" en la unidad de educación vial, tarea que, según el subordinado, "pueden realizar los monitores".

Sin embargo, entre todos los encontronazos que han protagonizado, destaca el episodio que llevó a la apertura de un expediente disciplinario al agente, que hoy confiesa sentirse víctima de una "persecución (…) por parte de este mando".

En concreto, el pasado 7 de junio, cuando el funcionario de menor rango estaba ejerciendo como monitor en el parque de educación vial de un colegio de Madrid, y mientras los niños circulaban en bicicleta por otra parte del recorrido, según relata el propio sancionado, el día se nubló y tuvo que quitarse las gafas de sol.

Como no tenía bolsillos, continúa, las llevó al vehículo policial situado a 10 metros de su puesto. En ese momento, el sargento le pilló, le pidió que hiciera un informe y posteriormente le abrió el expediente.

El Departamento de Gestión Disciplinaria de la Dirección de Seguridad del Ayuntamiento, tras tomar testimonio al agente, tendrá que decidir finalmente si sanciona al acusado, en cuyo caso la pena podría ser de entre cinco días y tres meses de suspensión de empleo y sueldo.

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