Una cebra multicolor para ganarse la vida en Sudáfrica

  • Con pocas oportunidades en casa, muchos jóvenes abandonan Zimbabue para buscar trabajo en Sudáfrica. Los más afortunados encuentran en la habilidad que tienen desde niños para construir juguetes de alambre una innovadora forma de ganarse la vida; las cebras de colores son el último grito.

En las calles de Johannesburgo el diseño es de vanguardia, tal vez incluso un poco alucinógeno: una cebra de tres metros de altura, hecha de alambre y abalorios. Sus rayas un arco iris de colores.

Zimbabuenses vendiendo esculturas de animales en los semáforos son un espectáculo habitual en la rica zona norte de Johannesburgo.

Con pocas oportunidades económicas en casa, muchos jóvenes abandonan Zimbabue para ir a Sudáfrica en busca de trabajo, y algunos encuentran en la habilidad que tienen desde su niñez de construir coches de juguete de alambre, una innovadora forma de ganarse la vida.

La mayoría de las esculturas de cuentas son recursos destinados a los turistas. Desde pequeños rinocerontes y elefantes, a leones a la altura de la cintura, así como ovejas y cabras, inexplicablemente populares entre los sudafricanos.

Sin embargo, cuando el llamativo diseño de 'cebra arco iris' llegó a las calles de Johannesburgo, era algo diferente y fue un éxito instantáneo.

'Era algo nuevo para nuestros clientes', dice Boas Manzvenga, parte de un colectivo de ciudadanos de Zimbabue que hace y vende sus creaciones desde hace mucho tiempo desde su tienda en la esquina entre Jan Smuts Drive y Bolton.  'La gente los compra mucho', dice.

Lo que diferencia a este grupo de artesanos de otros muchos zimbabuenses que venden animales por toda  la ciudad es el sentido de la innovación con el que abordan su trabajo.

El grupo se llama Kubatana, que significa 'unidos' en lengua shona, y tiene previsto registrar formalmente su negocio en el sur de África y desarrollar un sitio web para promoverlo en extranjero.

Estos hombres pueden trabajar en la calle, pero todos tienen direcciones de correo electrónico y unos pocos BlackBerry.

Manzvenga dice que quieren mantener una reputación de calidad entre sus clientes con diseños evolucionados, por ejemplo están probando una nueva línea de esculturas de aves africanas.

Antes de Navidad, vendieron renos, durante la Copa del Mundo de Fútbol 2010, fueron pelotas y réplicas de la Copa en alambre y cordón.

Los clientes suelen traer peticiones concretas para que les hagan determinadas piezas, como por ejemplo sus mascotas preferidas, o más recientemente, una serie de llamativas esculturas de ángeles y demonios de tres metros de altura.

Los obstáculos de su arte

Pero los imitadores son un problema en las calles de Johannesburgo: tan pronto como el diseño  Kubatana de 'cebra arco iris' despegó el año pasado, las copias comenzaron a aparecer en otros semáforos por toda la ciudad.

Manzvenga dice que es poco lo que pueden hacer para proteger la propiedad intelectual en las calles de Johannesburgo.

'La mejor manera de superar ese problema es con calidad', dice 'Algunas de las cebras de esos tipos se parecen más a un burro o a un caballo'.

Otro problema es la policía, que les investiga regularmente por ser vendedores ambulantes sin licencia y les confiscan su arte.

Justo el mes pasado, la policía vino y se llevó todo el trabajo que habían desplegado en el borde de la carretera para atraer a los motoristas que pasan. 'El valor total de las esculturas de cuentas rondaba los 2.900 dólares (2.088 euros)', dice Manzvenga.

Sin embargo, el acoso policial no es tan intenso como solía ser. Tras una serie de conflictos el grupo pidió una gran galería de arte ubicada en plena calle para poder  vender sus animales dentro de un  recinto legal.

Siempre y cuando sigan algunas reglas, la Galería Goodman les permite vender e incluso guardar sus esculturas durante la noche en un espacio de hierba vallado al lado del parking, vigilado por un agente de seguridad.

Así, mientras todavía se sientan junto a la carretera con el fin de promocionar sus productos entre el tráfico que pasa, almacenan la mayor parte de su trabajo (y las esculturas de animales más caras, como 2.150 dólares (1.550 euros) por una cebra de gran tamaño) en un lugar seguro.

Rin Conway-Smith, Johannesburgo (Sudáfrica) | GlobalPost
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