Una cornada grave a Sergio Blanco resume un festejo anodino en Las Ventas

Madrid.- Una cornada grave al colombiano Sergio Blanco fue lo más noticiable del anodino festejo que inauguró hoy en Las Ventas el Certamen Ocho Naciones de novilladas picadas, en horario nocturno.

FICHA DEL FESTEJO.- Novillos de Fidel San Román, bien presentados, mansos y deslucidos en distintos grados.

Sergio Blanco: dos pinchazos y casi entera atravesada (silencio tras aviso) en el único que estoque.

Miguel Ángel Moreno: tres pinchazos y descabello (silencio); pinchazo hondo (silencio tras aviso); y estocada atravesada y caída (silencio).

Ángel Bravo: pinchazo y estocada (silencio tras leve petición); y dos pinchazos, media y descabello (silencio).

En cuadrillas, destacó Juan Navazo en la brega al primero y con las banderillas al cuarto, llegando a saludar montera en éste montera en mano.

En la enfermería fue operado Sergio Blanco de "herida en el tercio medio cara externa del muslo derecho con dos trayectorias, una descendente de 15 centímetros y otra ascendente de 10 que produce destrozos en los músculos tensor de la fascia lata, vasto externo y alcanza el fémur. Pronóstico grave". Fue intervenido bajo anestesia general y trasladado a la Clínica "La Fraternidad"

La plaza tuvo casi media entrada en noche agradable.

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MALA NOVILLADA

Mala novillada en lo que a ganado se refiere. Festejo imposible por culpa de los novillos. Unos porque apenas se movieron, tardos y con menos de media arrancada; otros, porque al echarse para adelante lo hicieron con brusquedad, sin clase, con aspereza. Incómodos los seis por dónde se les coja.

Al menos no volvieron la cara los novilleros, que ya es un punto en un panorama así. Pero no se llegó a nada. Y para mayor desgracia, la cornada grave al colombiano Sergio Blanco.

Blanco estuvo muy dispuesto y suficiente con el astado que le hirió nada más abrir la faena de muleta, en la primera de las cuatro coladas que llegó a sufrir. La voltereta fue impresionante, y aun estando herido se mantuvo en el ruedo como si tal, y eso que el novillo había dejado claro que no iba a colaborar.

Miguel Ángel Moreno mató tres por el percance del compañero, y en todos ellos se mantuvo muy firme y con ganas. Su primero embistió a oleadas, y nada pudo resolver a pesar de intentarlo afanosamente por los dos pitones. El cuarto se paró pronto, sin dar opción a pasar de las simples probaturas. Y ya en el sexto, novillo soso, suelto y distraído, volvió a poner mucha voluntad el novillero pero sin poder redondear.

Ángel Bravo sorteó el astado con más y mejor movilidad del envío, para entenderse, el menos malo, el tercero. Novillo, no obstante, sin humillar del todo. Con las ideas muy claras, el joven Bravo le endilgó un par de estimables tandas a derechas. En el tramo final del trasteo logró asimismo unas manoletinas muy a modo. Pero el pinchazo previo a la estocada restó pañuelos en la petición de oreja. Frente al quinto pegó muletazos sueltos de buen corte, pero al conjunto le faltó unidad. Otra cosa no se pudo.