Unos 200 barcos recrean la primera expedición australiana a la Antártida

  • Unos 200 barcos recrearon hoy en la ciudad de Hobart la partida de la primera expedición australiana a la Antártida, al mando de Douglas Mawson, al cumplirse el centenario de una de las exploraciones más dramáticas al continente blanco.

Rocío Otoya

Sídney (Australia), 2 dic.- Unos 200 barcos recrearon hoy en la ciudad de Hobart la partida de la primera expedición australiana a la Antártida, al mando de Douglas Mawson, al cumplirse el centenario de una de las exploraciones más dramáticas al continente blanco.

La flota navegó por el río Derwent ante miles de personas con el buque antártico Aurora Australia al frente e incluyó unas doce naves de colección, entre ellas el transbordador "Cartela" que cumplirá un siglo el año que viene, además de decenas de veleros privados.

A boro del "Cartela" se encontraba cerca de un centenar de descendientes de las personas que participaron en la expedición de 1911, como Owen Gale, que se puso para la ocasión una chaqueta que perteneció a su abuelo Stan Taylor, uno de los marineros en el barco que fue a buscar a Mawson en 1912.

El Aurora Australia tardará diez días en llegar al continente blanco, mientras que Mawson (1882-1952) tardó más de un mes.

Las exploraciones del geólogo australiano, quien protagonizó en solitario una de las hazañas de supervivencia más heroicas en la historia de las expediciones polares, permitieron a Australia reclamar el 42 por ciento de la Antártida como su territorio.

"Fue el primer viaje a la Antártida lanzado por Australia como nación", afirmó Jane Macknight, comisaria de la exposición del Museo de Tasmania "Atravesando la Antártida: la experiencia australiana".

"Mawson estuvo muy atento al lado científico de la exploración, pero no cabe duda de que la reclamación del territorio fue una importante motivación también", acotó Mcknight.

Un siglo después de aquella expedición que se efectuó entre 1911 y 1914, la escritora australiana Emma McEwin, nieta del explorador, hizo memoria ante la Sociedad Real de Tasmania, donde su abuelo también pronunció un discurso.

"En un lugar donde no hay un homenaje físico, donde todo parece igual, creo que es muy importante este homenaje sentimental en mi discurso", declaró MacEwin, durante el acto organizado con motivo de este centenario.

La escritora relató cómo de pequeña disfrutaba escuchando las historias que contaba su padre sobre el abuelo que comió perros o a quien se le desprendía la piel de las plantas de los pies, así como otros "detalles sangrientos que les encantan a los niños".

McEwin recordó las cartas de amor entre su abuelo y su esposa, Francisca Adriana o "Paquita", una británica que debe su nombre español a que pasó los primeros ocho años de su vida en Andalucía.

Las ceremonias conmemorativas también incluyen la subasta de una de las botellas de oporto de 1929 que fueron embotelladas para la segunda de las tres expediciones que hizo Mawson a la Antártida.

La primera vez que Mawson visitó la Antártida fue a los 26 años en la expedición del británico Ernest Shackleton (1907-1909), quien fue el primero en llegar a la cima del volcán Erebus y en localizar el polo sur magnético.

La primera expedición australiana de Mawson zarpó de Hobart el 2 de diciembre de 1911 a bordo del barco "Aurora", una travesía que inspiró la película "Douglas Mawson: el sobreviviente", dirigida por David Parer.

La embarcación, con 31 personas a bordo, navegó a través de 1.500 kilómetros hacia las costas antárticas.

Al llegar a tierra, en cabo Denison, construyeron su campamento base, una cabaña bautizada "Hogar de la tormenta", debido a que algunas ráfagas de viento alcanzaban los 300 kilómetros por hora.

El equipo de Mawson, integrado también por el geólogo suizo Xavier Mertz y el teniente británico Belgrave Ninnis, recorrió cientos de kilómetros para dibujar un mapa de la costa antártida, recolectar muestras y descubrir enormes glaciares, pero la aventura tuvo un giro trágico.

A varias semanas de iniciado el viaje y en medio del mal tiempo antártico y la falta de visibilidad, Ninnis desapareció en una grieta con el trineo, lo perros que lo tiraban y la mayor parte de los alimentos.

El regreso de Mawson y Mertz fue una odisea: se comieron los perros que les quedaban y el suizo pereció durante el trayecto, mientras que el australiano tuvo que recorrer en solitario unos 160 kilómetros.

Su hazaña ha sido considerada como una de las más heroicas realizadas en solitario en la historia de la exploraciones polares.

Cuando Mawson retornó a la ciudad de Adelaida fue nombrado caballero por su contribución al entendimiento científico de la Antártida, adonde realizó otros dos viajes más.

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