Vetusta Morla ingresa en el selecto club de los más grandes

  • Pueden gustar más o menos, a algunos les parecerán un producto comercial y a otros unos nuevos mesías, pero está claro que Vetusta Morla ha logrado por méritos propios un hueco dentro del olimpo de la música en España. Su concierto este viernes en La Riviera, así lo confirma.
Vetusta Morla comienza su semana de conciertos en La Riviera
Vetusta Morla comienza su semana de conciertos en La Riviera
Aitor Amorós

Como dijo Pucho en uno de sus escasos, pero largos, parlamentos ante el público, "los segundos serán los primeros", y es que la cita en cuestión fue la primera para la que se sacaron entradas, pero por la demanda y la proliferación de actuaciones, se convirtió en el segundo concierto de los cinco que tienen cerrados en Madrid el grupo de Tres Cantos.  

Jugar en casa, aprovechando el símil en fechas tan futbolísticas, siempre es jugar con ventaja. Y Vetusta Morla en La Riviera es lo más parecido a Messi y Xavi en el Camp Nou: no van a fallar, y sabes que antes o después te van a sorprender. La entrada está amortizada de antemano. Por ello, el público se entrega desde el primer acorde, desde la primera estrofa, desde la primera canción. En este caso fue "Los días raros", la misma que abre su último disco Mapas, y que dio paso a lo que fue un ejercicio musical tan solvente como abrumador.

Con profesionalidad y entusiasmo, dos cualidades que no suelen ir de la mano, los madrileños fueron desgranando algunos de sus temas más nuevos ("Boca en la tierra", "Cenas ajenas") junto a algunos de su primer larga duración, Un día en el mundo. Todas las canciones se corearon como si fuera la última vez que iban a ser tocadas en directo, pero se sigue notando una especial predilección por clásicos como "Copenhague" o "Valiente".

Mientras que el grueso del concierto estuvo formado por temas de Mapas, que fueron los que dieron consistencia y entereza a la cita, los picos de furor y entusiasmo llegaron con las más veteranas. "En el río", "Baldosas amarillas" (que contó con la colaboración de Eladio) o "El hombre del saco" son canciones que en directo sacan lo mejor sí mismas, y también de Pucho y compañía, pero las sensaciones que llega a transmitir "Saharabbey Road" son únicas. Con éste sucede algo parecido a con el "Viva la vida" de Coldplay o con "Incendios de nieve" de Love of Lesbian: son himnos que se siguen coreando una vez terminados… los propios conciertos. Son señas de identidad de los grupos y de sus seguidores.

Con el los asistentes satisfechos y dispuestos a  seguir coreando canción tras canción, el bis fue de lo más ecuánime. Un tema fuera de sus dos Lp como "Iglús sin primavera", dos del último ("Mi suerte" y "Lo que te hace grande"), y un cierre espectacular, como acostumbran, con "Sálvese quien pueda" y "La cuadratura del círculo".

Los aplausos con los que las más de dos mil personas que abarrotaron La Riviera despidieron a Vetusta Mola fueron devueltos por éstos, conocedores como son de la importancia que ha tenido el favor del público en su carrera y en su éxito masivo. Un triunfo confirmado en un escenario de nivel con actuación que les encumbra.  

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