EL ASMA OCUPACIONAL REPRESENTA HASTA EL 25% DE TODOS LOS CASOS DE ASMA EN POBLACIÓN ADULTA

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) informó este lunes de que el asma ocupacional es la enfermedad ocupacional respiratoria más frecuente y representa hasta el 25% de todos los casos de asma en población adulta.
El asma relacionado con el trabajo (ART), que incluye el asma ocupacional (AO) y el asma agravada por el trabajo (AAT), representa un problema de salud importante debido a su elevada morbilidad aguda, a la discapacidad a largo plazo y a sus repercusiones socioeconómicas y médico-legales.
La Separ explicó que factores de riesgo más importantes para el desarrollo de asma ocupacional son el grado y la duración de la exposición a los agentes responsables. Asimismo, existen otros factores como la predisposición genética del paciente, la atopía o alergias, la presencia de rinitis o conjuntivitis ocupacional, el consumo de tabaco y el sexo del trabajador.
La doctora Isabel Urrutia, neumóloga y miembro de la Separ, señaló que “en mujeres la mayor prevalencia de casos de asma ocupacional se encuentra en aquellas expuestas a productos de limpieza, persulfatos, alérgenos biológicos y fibras textiles”, mientras que en los hombres, “el mayor número de casos se concentra en la exposición a harinas, fibras minerales, soldaduras y disolventes”.
“ALTAMENTE INFRADIAGNOSTICADA”
La Separ hizo hincapié en que el asma es una enfermedad “altamente infradiagnosticada” debido a las dificultades que plantea su detección. Su diagnóstico requiere demostrar la existencia de asma y seguidamente, confirmar la relación con el medio laboral. En algunas ocasiones, los trabajadores abandonan el empleo sin ser diagnosticados y en otras continúan trabajando en silencio por temor a perder el empleo.
En este sentido, la doctora Urrutia afirmó que “una vez se confirma el diagnóstico de asma ocupacional por una sustancia sensibilizante es imprescindible que el paciente cese por completo la exposición a dicha sustancia, por lo que este debe abandonar el puesto de trabajo que le afecta a su salud”, ya que “la utilización de protectores respiratorios, como mascarillas o respiradores, es generalmente ineficaz”.
Por ello, Urrutia concluyó que “los especialistas asistenciales debemos potenciar la formación en asma ocupacional con el fin de mejorar los índices de prevalencia, así como difundir y concienciar a la población de los síntomas principales y las posibles complicaciones que conllevan, especialmente en aquellos trabajadores que desarrollan actividades profesionales de riesgo”.

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