EL CAMBIO CLIMÁTICO AMENAZA CON SECAR EL LAGO URMÍA, EL SEGUNDO MÁS SALADO DEL MUNDO

El plan propuesto para proteger el lago Urmía (Irán), el segundo más salado del mundo y cuya superficie ha disminuido en un 80% en las dos últimas décadas, no será suficiente ante escenarios de cambio climático moderado o intenso.
Así lo afirman investigadores del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (Iiasa), de Austria, y de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), en un estudio publicado en la revista ‘Science of the Total Environment’.
"Se necesitan acciones urgentes para salvar el lago. Se trata tanto de acción regional para limitar el consumo humano de agua, y la acción mundial para limitar la concentración de gases de invernadero", afirma Somayeh Shadkam, de la Universidad de Wageningen y directora del estudio.
El lago Urmía, situado al noroeste de Irán y cerca de la frontera con Turquía, es un importante lugar natural reconocido como Humedal de Importancia Internacional por la Convención de Ramsar y como Reserva de la Biosfera por la Unesco. Es el hogar de muchas especies, incluyendo una variante única de artemia. En su cuenca se combinan sistemas de producción agrícola y ganadera.
Sin embargo, su superficie ha caído un 80% en las dos últimas décadas, por lo cual la salinidad del lago ha aumentado considerablemente, lo que afecta a los ecosistemas, la agricultura, los medios de vida locales, la salud regional y el turismo.
Los investigadores señalan que las consecuencias socioambientales son similares o incluso mayores que los del mar de Aral (sur de Kazajistán y norte de Uzbekistán), que se ha secado en una buena parte durante los últimos 50 años. De hecho, miles de personas han abandonado la cuenca de Urmía y se calcula que quienes viven a menos de 500 kilómetros cuadrados del lago están en riesgo, lo que podría amplificar las tensiones económicas, políticas y étnicas en una región ya de por sí volátil.
Los científicos indican que el lago Urmía se está secando por varios factores. Por ejemplo, la superficie agrícola a su alrededor se triplicó en las últimas décadas, lo que provocó una mayor demanda de agua para riego, desvíos de su flujo y la extracción de aguas subterráneas. Además, han disminuido las precipitaciones y han aumentado las temperaturas medias máximas.
Los investigadores indican que se ha propuesto un plan de gestión del agua para rescatar el lago que implica una rápida disminución del uso del agua para riego en un 40%, pero no tiene en cuenta los futuros cambios del clima y la disponibilidad de agua.
Para llegar a esta conclusión, primero cuantificaron la cantidad de flujo de agua necesario para preservar el lago Urmía y desarrollaron proyecciones futuras mediante un modelo hidrológico que combina diferentes escenarios climáticos. Después, compararon los resultados con los caudales ambientales estimados.
El estudio indica que el nuevo plan de riego puede ayudar a preservar el lago sólo si el cambio climático es moderado. "Éste es un mensaje importante no sólo para la cuenca del Urmía, sino también para la región. La escasez de agua está aumentando en esa zona", dijo Shadkam.

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