EL CAMBIO CLIMÁTICO TRAERÁ TORMENTAS MÁS DESTRUCTIVAS EN LAS GRANDES CIUDADES

Los núcleos urbanos se enfrentan a chaparrones más severos porque el cambio climático no sólo intensificará las tormentas, sino que traerá aguaceros más intensos y cortos en el tiempo, lo que tiene importantes implicaciones para las infraestructuras de las grandes ciudades, que afrontan mayores riesgos de inundaciones repentinas.
Ésta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista ‘Geophysical Research Letters’ y realizado por Conrad Wasko, estudiante de doctorado de la Facultad de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), y Ashish Sharma, profesor en este centro educativo, y que arroja la primera evidencia de que tormentas más intensas pueden ser más destructivas en las zonas urbanas.
“A medida que avanza el calentamiento, las tormentas se están reduciendo en el espacio y en el tiempo”, dice Wasko, quien señala que estos fenómenos “están cada vez más concentrados en un área más pequeña y la precipitación llega más abundantemente y con más intensidad durante un periodo de tiempo más corto”.
Wasko y Sharma trabajaron con colaboradores de la Universidad de Adelaida y analizaron los datos de 1.300 pluviómetros y 1.700 estaciones térmicas en toda Australia para comprobar cómo la temperatura del aire afecta a la intensidad y la distribución espacial de las tormentas.
Los investigadores hallaron que la humedad atmosférica se aglutina más cerca del centro del aguacero en las tormentas cálidas que en las frías, lo que da lugar a precipitaciones más intensas en esas zonas, por lo que las precipitaciones se reducirían en el espacio, independientemente de la cantidad de agua que caiga.
“A pesar de que los datos se obtienen de Australia, esto tiene implicaciones globales. Australia es un continente que abarca casi todas las zonas climáticas (mediterránea, tropical, templada, subtropical), todas excepto el Ártico o la Antártida. Por lo tanto, los resultados tienen mucho valor. Hemos encontrado un patrón que se repite una y otra vez, está sucediendo en toda Australia y en todo el mundo”, explica Sharma.
El profesor pone como ejemplos las inundaciones del año pasado en Bombay (India) o en Bangkok (Tailandia), donde se vieron “calles llenas de agua”, así como otras recientes en Yakarta (Indonesia), Roma (Italia) y muchas zonas de Canadá. “Esto se debe a que las infraestructuras de aguas pluviales no pueden manejar la lluvia y parte de la razón por la que hay más lluvia es el aumento de la temperatura global”, añade.
VIEJAS INFRAESTRUCTURAS
Los científicos indican que la mayoría de los centros urbanos tienen viejas infraestructuras de aguas pluviales diseñadas para manejar los patrones de lluvia del pasado. “En los centros urbanos hay menos tierra, a diferencia de las zonas rurales, para que actúen como un amortiguador. Así que a menudo no existe ninguna otra parte para que el agua se vaya y la capacidad de drenaje se inunda. La incidencia de las inundaciones va aumentando a medida que las temperaturas sean más altas”, indica Sharma.
Wasko, autor principal del artículo, recalca que los científicos han sospechado durante mucho tiempo que la intensidad de las precipitaciones podría ser impulsada por el cambio climático, ya que el calentamiento del aire incrementa la capacidad de carga de humedad, pero se sabía poco sobre los mecanismos que causan las precipitaciones extremas mientras éstas han ido aumentando.
Una investigación anterior realizada por ambos autores, publicada en la revista ‘Nature Geoscience’ en junio de 2015, muestra que las tormentas estaban cambiando su ‘patrón temporal’, es decir, son cada vez menos duraderas y más intensas. Cuando hay inundaciones repentinas, la cantidad de lluvia que cae en un periodo de tiempo es mucho más importante que el volumen total de agua que llega de una tormenta.
“Si continúan tanto los cambios espaciales como los temporales en las tormentas, ya que son propensos a medida que el planeta se calienta, habrá inundaciones más destructivas en los principales centros urbanos del mundo”, apunta el estudio.

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