EL REY PIDE EVITAR "FRACTURAS Y DIVISIONES INTERNAS" Y TRABAJAR "TODOS JUNTOS"

El Rey felicitó este sábado la Navidad en su tradicional discurso pidiendo evitar "fracturas" y "divisiones internas" y poner el acento en lo que une para trabajar "todos juntos, desde cualquier lugar de nuestro gran país, con ilusión, con ideales y con proyectos para la mejor España".
Al final de su discurso, Felipe VI se mostró convencido de que se podrán superar las dificultades "si entendemos que ya no vivimos tiempos para encerrarnos en nosotros mismos, sino para abrirnos al mundo; si tenemos claro que no lo son tampoco para fracturas, para divisiones internas, sino para poner el acento en aquello que nos une, construyendo sobre nuestra diversidad; son tiempos para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas".
"Tiempos, en fin, en los que tenemos motivos y razones más que poderosas para la unión, para trabajar todos juntos, desde cualquier lugar de nuestro gran país, con ilusión, con ideales y con proyectos para la mejor España", aseguró.
El Rey comenzó deseando, junto a la Reina, a la Princesa de Asturias y a la infanta Sofía, que 2017 sea "un año mejor para todos" y recordando a las familias que se han visto afectados por las recientes inundaciones, a las que "tenemos muy presentes".
En las fiestas navideñas, dijo, "los sentimientos personales y colectivos de afecto, de amistad y de fraternidad, creados a través de nuestra convivencia, nos recuerdan el gran patrimonio común que compartimos" y que merece "el cuidado de todos y que todos debemos ayudar a proteger como lo mejor que tenemos y somos; como lo mejor de lo que nos une".
"Siempre se ha dicho que los momentos más difíciles de la vida son las mejores oportunidades para descubrir nuestra fuerza interior, para comprobar nuestro carácter, nuestra verdadera dimensión", y sus recorridos por España, explicó, le han permitido ver dificultades pero también "trabajo duro, honesto, sacrificado; mucha capacidad y talento; y, sobre todo, determinación, ganas de salir adelante".
Elogió a las familias que han ayudado a muchos a sobrellevar los peores momentos, a los profesionales que no desfallecen ni se resignan, a quienes han asumido riesgos para crear o defender puestos de trabajo, y se refirió a "innumerables ejemplos de solidaridad", tanto de personas a título individual como de servidores públicos. "Todos ellos son la imagen de nuestro país y también hacen posible que nuestro Estado funcione y que podamos celebrar un día como hoy".
El Rey aseguró que todo ello es "un motivo para sentirnos auténticamente orgullosos" y "una razón para la esperanza, porque una sociedad que mantenga estas actitudes, estas convicciones y estos valores no puede tenerle miedo al futuro".
Ante ese futuro, el jefe del Estado reconoció los "grandes sacrificios" impuestos por la crisis, pero subrayó que hoy "vivimos con la esperanza de la recuperación que ya hemos iniciado. Todos deseamos que esa recuperación se consolide, que nos permita además crear mucho más empleo y de calidad, y también corregir tanto las desigualdades derivadas de una crisis tan profunda como la que hemos vivido, como fortalecer, en general, nuestra cohesión social, que es una garantía para asegurar la estabilidad y el equilibrio de nuestra sociedad".
Alertó, en ese sentido, de la necesidad de que las familias recuperen su nivel de vida, los jóvenes tengan oportunidades de futuro y las personas más desfavorecidas y más vulnerables "tengan la certeza de que no se quedarán en la soledad del camino".
"CONSENSOS BÁSICOS"
En el ámbito político dijo que"es importante ahora que en nuestra sociedad se haya recuperado serenidad y que los ciudadanos puedan tener la tranquilidad necesaria para poder llevar a cabo sus proyectos de vida", como lo es también que el diálogo y el entendimiento entre los partidos "permita preservar e impulsar los consensos básicos para el mejor funcionamiento de nuestra sociedad".
El Rey enfatizó "la necesidad de que cuidemos y mejoremos en todo momento nuestra convivencia", lo cual exige "respeto y consideración a los demás" y también a las ideas "distintas a las nuestras". "La intolerancia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena, no pueden caber en la España de hoy".
"Tampoco son admisibles ni actitudes ni comportamientos que ignoren o desprecien los derechos que tienen y que comparten todos los españoles para la organización de la vida en común", alertó, y en ese punto advirtió de que vulnerar las normas que garantizan la democracia solo lleva a "tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada" y después al "empobrecimiento moral y material de la sociedad".
"El progreso, la modernización, el bienestar, requieren siempre de una convivencia democrática basada en el respeto a la Ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar", afirmó.
El Rey dedicó una parte de su discurso a la revolución tecnológica como un "nuevo modelo del mundo que traspasa fronteras, sociedades, generaciones y creencias", y a la "clave esencial" que supone la educación para afrontar esos cambios.
"Creo sinceramente en una España consciente, solidaria, firme en sus valores, alejada del pesimismo, de la desilusión o el desencanto; creo en una España decidida a superar las dificultades que, aunque grandes, son también vencibles", aseguró, justo antes de lanzar su llamamiento a aparcar fracturas y poner el acento "en aquello que nos une".
Con esa "profunda convicción" concluyó su discurso expresando su deseo a todos los ciudadanos para una "muy Feliz Navidad" también en las tres lenguas cooficiales: "Eguberri on, Bon Nadal, Boas festas".

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