Fuerzas árabes y kurdas cortan en Siria principal ruta del EI hacia Turquía

La principal ruta de abastecimiento del grupo yihadista Estado Islámico (EI) entre Siria y Turquía quedó cortada después que las fuerzas kurdas y árabes cercaran completamente la ciudad de Manbij, un duro golpe para los yihadistas.

En el terreno humanitario, la Cruz Roja siria y la ONU anunciaron que se había suministrado ayuda, sobre todo alimentaria, a Duma, ciudad rebelde asediada por las fuerzas del régimen situada al noreste de Damasco.

En este complejo conflicto, que arrasa Siria desde hace más de cinco años, el cerco se estrecha sobre el Estado Islámico (EI), la organización yihadista más temida en el mundo y responsable de terribles atrocidades en Siria y en el vecino Irak, así como de mortíferos atentados en todo el mundo.

Este viernes, la coalición árabokurda de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) cortó "la última ruta entre Manbij y la frontera turca", indicó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

"Los terroristas del EI están ahora completamente sitiados [en Manbij] y sin salida", tuiteó por su parte Brett McGurk, el representante de Estados Unidos de la coalición anti EI.

Manbij, bajo el control de los yihadistas desde 2014, era el cruce estratégico en la principal ruta de abastecimiento de combatientes, armas y dinero para el EI entre Turquía y Raqa (norte), la capital de facto de los yihadistas en Siria.

El Estado Islámico controla aún una franja de la frontera con Turquía y rutas secundarias, de acceso más difícil y peligroso, según Abdel Rahman.

Desde que comenzaran su ofensiva el 31 de mayo, las FDS, apoyadas por los ataques de la coalición dirigida por Estados Unidos, cortaron las rutas que unen Manbij con las zonas controladas por el EI en Siria, las de Jarablos, punto de paso al norte; la de Raqa, la capital de facto de los yihadistas al sureste; la de Al Bab, al suroeste; y finalmente este viernes la que lleva al paso fronterizo de Al Rai, al noroeste.

"Para que los yihadistas lleguen de Raqa a la frontera turca, deben pasar ahora por una ruta más peligrosa para ellos por la proximidad de las tropas del régimen sirio y de los bombardeos rusos", explicó Rahman.

Las FDS retomaron 79 pueblos y aldeas en los alrededores de Manbij, durante los combates que dejaron al menos 218 muertos: 159 de ellos yihadistas, 22 combatientes de las FDS y 37 civiles. Estos últimos murieron en su mayoría por los ataques de la coalición, según el OSDH.

Miles de habitantes huyeron de Manbij cuando los yihadistas, que echaron a sus familias, se atrincheraron para defender la ciudad, según el OSDH.

El EI se enfrenta desde hace semanas en Siria a las ofensivas de las FDS y a las de las tropas del régimen de Bashar al Asad, respaldadas por la aviación rusa.

El jueves por la noche, un convoy de ayuda humanitaria con comida entró por primera vez desde el asedio a Daraya.

Camiones con "alimentos secos y bultos de harina" suficientes "para un mes" llegaron a Daraya, afirmó a la AFP Tammam Mehrez, director de operaciones de la Media Luna Roja siria.

Damasco se negó siempre a dejar entrar comida en Daraya, una de las primeras ciudades que se sublevó contra el régimen.

Este viernes, un día después de la llegada de la ayuda, la aviación siria lanzó más de 20 barriles explosivos sobre la ciudad, según el OSDH y militantes.

"La distribución no ha comenzado a causa de los intensos bombardeos", declaró a la AFP Shadi Matar, un militante antigubernamental.

Francia, por boca de su ministro de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, se declaró "indignada" por este bombardeo y Estados Unidos acusó al Gobierno sirio de bombardear a civiles en Daray apocas horas después de que recibieran ayuda humanitaria.

Unas 8.000 personas, según el OSDH y el consejo local, y 4.000 según la ONU, viven aún en esta ciudad y muchos sufren malnutrición.

La ONU considera que cerca de 592.700 personas viven en las 19 zonas y localidades asediadas. En algunas, como Madaya, los civiles mueren de hambre.

El conflicto en Siria, que se desencadenó por la represión contra las manifestaciones que reclamaban reformas en el país en 2011, se ha vuelto cada vez más complejo con la intervención de numerosos actores sirios, regionales e internacionales.

Desde hace cinco años la guerra ha dejado ya más 280.000 muertos y millones de desplazados y de refugiados.

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