Las intrigas y desencuentros convierten al Vaticano en "House of cards"

  • La decisión del Papa de dejar al criterio de los obispos que los divorciados casados de nuevo puedan recibir la comunión desató la polémica. 

    El responsable de la Orden de Malta fue retirado de su cargo al considerar el Papa que alentaba una revuelta en su contra y al día siguiente Roma apareció lleno de carteles criticando la decisión papal.

Las intrigas y desencuentros convierten al Vaticano en "House of cards"
Las intrigas y desencuentros convierten al Vaticano en "House of cards"
A. D./ Agencias

Guerra encubierta en el Vaticano. Los aires aperturistas del Papa Francisco no terminan de convencer al sector más conservador del catolicismo. La postura del Papa de abrir la Iglesia a los fieles "en situación irregular", como los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil, no es bien vista por el sector más conservador. 

Este es el último episodio del duelo entre el Papa y los conservadores. Mientras éstos empapelan Roma con carteles cuestionando la misericordia del Pontífice, Francisco replica, con la ayuda de nueve cardenales que le apoyan incondicionalmente, unas intrigas propias de la serie "House of cards".Los divorciados, en el punto de mira

El enfrentamiento entre estas dos alas de la Iglesia comenzó cuando el jefe de la iglesia católica dejó al criterio de los obispos que los divorciados casados en segundas nupcias puedan recibir la comunión en algunos casos.

Una recomendación papal que saca de quicio a los guardianes de un dogma milenario que consideran el matrimonio como algo indisoluble. Por eso, las relaciones con un nuevo cónyuge constituyen un pecado mortal de adulterio.

Por este motivo, cuatro cardenales conservadores enviaron hace unos meses al Papa una carta en la que lo acusan de sembrar confusión y le reclaman una respuesta a sus "dudas" sobre las recomendaciones en el tema de la familia publicadas en abril.Revuelta en la Orden de Malta

En este grupo de cardenales se encuentra el cardenal estadounidense Raymond Burke, considerado el conspirador jefe, que pide incluso que se sancione al Papa por "sus errores". No es la primera vez que le lanza dardos. Lo hizo hace dos años, lo que le valió ser apartado de un puesto de responsabilidad en el Vaticano y relegado a jefe de la Orden de Malta.

Los sectores más cercanos al Sumo Pontífice creen que Burke ha sido el responsable de propiciar una revuelta en esta orden católica, que terminó con la exigencia del Papa, a finales de enero, de que el Gran Maestre abandonara la Orden.

Francisco nombró el 4 de febrero al número tres del Vaticano para encarrilar de nuevo a los caballeros de Malta en el buen camino espiritual, relegando a monseñor Burke al rango de figurante. Esta decisión no gustó a los partidarios del sector más conservador que, al parecer, fueron los responsables de llenar Roma con más de 200 carteles anónimos.

"Pero ¿dónde está la misericordia?", se leía bajo un retrato del pontífice argentino con semblante malhumorado; en otros pasquines se le acusa de haber "ignorado a los cardenales" y "decapitado la Orden de Malta". Hay una investigación en curso.

A la semana siguiente, el Papa fue el blanco de la difusión de un falso "Osservatore Romano", el diario oficial del Vaticano, en el que lo ridiculizaban poniendo en su boca respuestas ambiguas a las preguntas de los cardenales descontentos.

Esta semana se ha conocido el nuevo destino del cardenal díscolo: la pequeña isla de Guam, en el Pacífico occidental, a más de 12.000 kilómetros de Roma. Su misión será presidir el tribunal que juzgará las acusaciones contra el arzobispo Anthony S. Apuron por supuestos abusos sexuales a menores cometidos en la década de los 70.

Sin embargo, como no podía ser de otra manera, fuentes vaticanas sostienen que el viaje de Burke no responde a ningún tipo de decisión reciente del Pontífice, sino a que el pasado 5 de octubre se constituyó el Tribunal de Primera Instancia encargado de investigar este caso.

Como juez presidente de dicho tribunal, el cardenal Burke tiene el mandato de la Congregación para la Doctrina de la Fe de tomar testimonio a los acusados y a las supuestas víctimas.

Tendrá que permanecer allí el tiempo necesario para interrogar a los testigos y recoger todas las informaciones necesarias para elaborar su informe, que después entregará a la Congregación de la Doctrina de la Fe.Los apoyos del Papa 

El "C9", un grupo de nueve cardenales que asesoran al Papa sobre reformas internas, no se quedó de brazos cruzados. "En relación con los acontecimientos recientes, el Consejo de los cardenales expresa su apoyo pleno a la acción papal", escribieron el lunes.

En el universo de la Santa Sede, donde el respeto al Papa se da por sentado, este respaldo no ha pasado desapercibido. Permite a Francisco parecer menos aislado en los pasillos del Vaticano. También se puede interpretar como una señal de debilidad de sus detractores.

Uno de los cardenales del C9, el alemán Reinhard Marx, explicó el miércoles que el grupo no quería dramatizar, pero ya era hora de reiterar "lealtad al papa". "Está claro que tenemos discusiones y tensiones en la Iglesia, pero siempre será así", matizó.

Otro cardenal, a cargo de la interpretación de los textos legislativos, publicó un libro confirmando la posible comunión de los divorciados que se vuelvan a casar, es decir, en sintonía con Francisco.

En los últimos meses el Sumo Pontífice, que goza de gran popularidad en el mundo, se defendió a sí mismo, precisando que dormía "como un tronco", ajeno a los que lo ven todo "en blanco y negro".Intrigas y desencuentros

Sus enemigos lo acusan de "autoritario" pero él sigue moviendo ficha. Acaba de nombrar, por ejemplo, como arzobispo a un defensor a ultranza de los migrantes, aprovechando la jubilación de un conservador italiano.

Los vaticanistas, acostumbrados desde hace décadas a los sobresaltos en la Santa Sede, interpretan de distinta forma la versión papal de "House of Cards".

"Todo esto es la expresión de una gran resistencia frente a un Papa que abre las puertas en todas las direcciones y que habla con ambigüedad", considera Sandro Magister, quien publicó en su blog la carta de los cuatro cardenales.

Luigi Accattoli disiente: "Ningún papa lo controla todo. Las resistencias, incluidas las de los cardenales, siempre han existido". "Hoy son más vivaces y numerosas" y, argumenta, "no estamos acostumbrados a una contestación de derecha".

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