Lens se convirtió por un día en una ciudad británica... y sin incidentes

Lens, una pequeña ciudad al norte de Francia, a escasamente una hora de Calais, uno de los principales puntos de paso a Gran Bretaña, fue este jueves más británica que nunca, al acoger el derbi entre Inglaterra y Gales (2-1) en una jornada festiva y sin que se registrasen incidentes.

Tras los disturbios del pasado fin de semana en Marsella, con enfrentamientos entre hinchas rusos e ingleses, Francia temía que el derbi británico que enfrentaba a dos vecinos que se detestan se convirtiese en otra batalla campal, con los rusos a apenas 40 km, en Lille, donde su selección perdió el miércoles ante Eslovaquia (2-1).

No en vano se esperaba la presencia de unos 50.000 aficionados británicos, entre ingleses y galeses, en una población de apenas 31.000 habitantes, con un estadio, el Felix Bollaert-Delelis, que no podía acoger a todos (solo 35.000 plazas).

La ciudad amaneció con un importante dispositivo policial, mucho más visible que en otras ciudades, como en Lille el domingo pasado con motivo del Alemania-Ucrania, por ejemplo.

Unos 1.400 policías y gendarmes se movilizaron para evitar incidentes, ayudados por una veintena de agentes británicos conocedores de sus hinchas y otro millar de miembros de seguridad privada que controlaron el interior del estadio.

Las calles del corazón de Lens estaban acordonadas y el tránsito vehicular cerrado en ese sector de la metrópoli, que presentaba un buen clima festivo antes del partido.

Por si acaso, no obstante, la treintena de centros educativos (guarderías, escuelas primarias, secundarias, liceos y universidades) cerraron sus puertas en previsión de incidentes.

Antes de llegar al centro, un cordón policial hacía un primer control, con cacheos y revisión de los bolsos. Lo mismo sucedía con aquellos que llegaban a la estación de tren.

Desde por la mañana, los bares del centro fueron 'invadidos' pacíficamente por los hinchas, que con una (e incluso dos) cervezas en las manos departían amigablemente.

"Normalmente, galeses e ingleses no nos queremos mucho, pero nos hemos unido contra los rusos", explicó Jon, de 45 años, llegado de Glastonbury (sur de Inglaterra). En la víspera, en Lille, ya se habían registrado enfrentamientos con los rusos.

El partido fue emocionante y el ambiente en las gradas fue espectacular. Pese a que la proporción era de 1 a 5 a favor de los ingleses, los hinchas galeses callaron en muchas ocasiones a sus rivales, sobre todo tras el primer gol de Gareth Bale (minuto 42), que lo celebró golpeándose el escudo frente a la hinchada rival.

Entonces los seguidores del Dragón comenzaron a cantar "England is going home" ("Inglaterra se va a casa") cambiando la letra del himno de la Eurocopa-1996 de Inglaterra, "Football is coming home" ("El fútbol vuelve a casa").

Los goles de Jamie Vardy y, sobre todo, el de Daniel Sturridge en el descuento, devolvieron desataron al locura en la parroquía inglesa y llenaron de decepción a los galeses, que se veían al menos ya con un empate contra sus odiados vecinos.

Curiosamente, Gales podría depender de Inglaterra para clasificarse para octavos de final en la última jornada.

En la 'fan-zone' de la ciudad, con capacidad para 7.000 personas, el ambiente fue de pub británico. No se registraron incidentes y los únicos que tuvieron que ser atendidos por los servicios médicos fue debido... al exceso de alcohol.

Tras el encuentro, los galeses y sobre todo los ingleses británicos se fueron rápidamente a la estación de tren y así regresar pronto a Lille para festejar el triunfo con unas cuantas cervezas.

"Esta noche Lille será inglesa", amenazó uno de ellos. Es de esperar que, al menos, no se registren incidentes.

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