EL TRÁFICO MARÍTIMO DE CARBÓN AMENAZA LA GRAN BARRERA DE CORAL

El polvo del carbón que cae de los barcos en el mar puede matar corales y ralentizar la tasa de crecimiento de las praderas marinas y los peces, lo que puede amenazar la Gran Barrera de Coral, el mayor arrecife de coral del mundo, que se extiende por unos 2.600 kilómetros al noreste de Australia.
Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado por científicos del Centro ARC de Excelencia para Estudios de Arrecifes de Coral (Coral CoE), de las univesidades James Cook y Queensland, así como del Instituto Australiano de Ciencias Marinas. La investigación está publicada en ‘Nature Scientific Reports’.
El polvo de carbón entra en el medio marino cuando se carga o se lava en el mar en instalaciones de almacenamiento, durante el transporte y en raros desastres marítimos.
En 2013, el buque carguero ‘MV Smart’ quedó destrozado en Sudáfrica con más de 140.000 toneladas de carbón. En Australia, más de 60.000 toneladas de este hidrocarburo permanecieron a bordo del ‘Shen Neng 1’ cuando encalló en la Gran Barrera de Coral frente a Gladstone en 2010.
Los científicos expusieron especies marinas a las partículas finas de carbón en experimentos cuidadosamente controlados dentro del Simulador Marino Nacional en el Instituto Australiano de Ciencias Marinas y midieron sus respuestas a lo largo del tiempo.
"Los corales expuestos a las más altas concentraciones de polvo de carbón murieron en dos semanas. Los corales expuestos a concentraciones más bajas de carbón duraron más tiempo, pero la mayoría de ellos también murieron después de cuatro semanas de exposición”, afirma Kathryn Berry, que dirigió la investigación.
Berry añade que “algunos peces y praderas marinas murieron a causa de la exposición al polvo de carbón, que generalmente atrofió su crecimiento a la mitad en comparación al agua potable".
“Los riesgos para la Gran Barrera de Coral que plantean los grandes vertidos de carbón dependen de la probabilidad de un accidente y los impactos potenciales en la vida marina”, apunta Andrew Negri, otro de los investigadores, quien recalca que, “a pesar de que la probabilidad de un gran derrame en un arrecife de coral o una pradera marina es baja, ahora estamos empezando a comprender las posibles consecuencias".

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