Verónika y Pedro Pablo, juventud y experiencia, pugnan por la presidencia en Perú

Verónika Mendoza tiene 35 años; Pedro Pablo Kuczynski, 77. Ella, de izquierda, apuesta por un modelo económico alternativo; él cree en el libre mercado. Los dos pugnan por llegar al balotaje con la favorita, Keiko Fujimori, en la pelea por la presidencia de Perú.

El destino quiso que la aspirante más joven y el contendor de mayor edad, que además se ubican en extremos políticos opuestos, tengan que pelear voto a voto por el segundo puesto, en un país en donde, más que ideologías, el elector privilegia a personas y rostros.

Hasta diciembre, Verónika, que habla quechua, era una desconocida. Tras las consecuencias de una ley electoral que expulsó candidatos y la eterna búsqueda del electorado de un 'outsider', Mendoza avanzó explotando una imagen de decencia y honestidad, prometiendo cambios radicales en la economía y resistiendo críticas hasta de la Iglesia católica por su postura a favor de la unión civil gay y el aborto.

Verónika es de voz apacible, como su natal Santiago, distrito del Cusco donde nació. Su madre, una francesa amante de la historia andina, pensó llamarla Micaela, en honor a la esposa del líder indígena Túpac Amaru, que se rebeló contra la colonia española. Pero su padre, un quechuahablante, eligió 'Vero'. De niña le gustaba vestirse de Ñusta -princesa inca- y hoy acaricia la idea de convertirse en la primera presidenta del Perú.

Sus padres, profesores, siempre fueron de izquierda, pero se cuidaron de no influir en sus tres hijas. En vano: a los 19 años, la candidata se dio cuenta de que la arqueología no era lo suyo y decidió viajar a Francia, donde estudió Psicología en la Universidad Denis Diderot e hizo un máster en Antropología en la Sorbona Nueva.

Ingresó al hoy gobernante Partido Nacionalista, donde fue electa congresista en 2011, pero renunció un año después, al discrepar con la forma en que el gobierno manejaba los conflictos sociales. Casada y madre de una hija, emprendió su hazaña.

A quien ha querido ridiculizarla entrevistándola en francés -lengua que domina- ella ha respondido en quechua, idioma de sus ancestros, que hoy habla una minoría. Promete destinar el 6% del PIB en educación.

De ganar las elecciones planteará una nueva Constitución con "transformaciones radicales" y, por temas ambientales, cuestiona proyectos mineros en un país donde la extracción de recursos naturales es clave para la economía.

Aboga por un modelo alternativo a la extracción minera y cree que el Estado debe recuperar la soberanía de los recursos naturales, aunque no le guste a los mercados.

Tildó de golpista a la oposición venezolana, aunque luego rectificó, lo que aprovecharon sus opositores para llamarla "chavista" y vincularla con los grupos armados maoístas y guevaristas que sembraron el terror en el país entre 1980 y 2000.

Mendoza dice que no aplicará en el Perú el modelo de Venezuela, y rechaza todo vínculo con organizaciones extremistas. "Es indignante que se utilice el dolor que causó el terrorismo a nuestro pueblo para una guerra sucia contra nuestra propuesta de cambio", ha dicho.

"Mis amigos me han dicho que podría irme tranquilito, a descansar, con mi (motocicleta) Harley (Davidson)", dice Pedro Pablo Kuczynski, con experiencia en los cargos de primer ministro y ministro, que quiere sacudirse la imagen de 'gringo'.

"Yo no soy político, soy un economista que quiere hacer algo por su país", ha dicho el también concertista de flauta traversa del Royal College of Music, que cambió la música clásica por la música andina.

De padre alemán y madre franco-suiza, el popular 'PPK' es primo del director de cine Jean-Luc Godard y su vida ha sido de película: nació en Perú y acompañó a su progenitor, médico, en labores sociales en la selva del país, pero se educó en Reino Unido, Suiza y Estados Unidos. En 2011 ya estuvo cerca de pasar al balotaje y hoy insiste nuevamente con Peruanos Por el Kambio, que lleva sus iniciales.

Debió renunciar a su nacionalidad estadounidense -su esposa la ostenta- en medio del recelo de sus compatriotas, quienes temen que ello le pueda servir para huir de la justicia, como ya hizo el peruano-japonés Alberto Fujimori cuando vinieron mal dadas. Explota su imagen de experiencia, que los mercados valoran.

Ha integrado directorios de varias empresas, por lo que sus detractores temen que, de llegar a la presidencia de Perú, defenderá intereses particulares. "Esas son tonterías", advierte. "Mis manos están limpias", asegura.

Mostrar comentarios