El XI Congreso Andaluz de Médicos de Atención Primaria aborda las reacciones alérgicas a picaduras de abejas o avispas

El XI Congreso Andaluz de Médicos de Atención Primaria aborda las reacciones alérgicas a picaduras de abejas o avispas
El XI Congreso Andaluz de Médicos de Atención Primaria aborda las reacciones alérgicas a picaduras de abejas o avispas
EUROPA PRESS
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En una nota de prensa, Semergen Andalucía ha indicado que dentro de una mesa redonda se presentaron los resultados de una encuesta realizada en Andalucía sobre la alergia a abejas y avispas y las reacciones que provocan sus picaduras. Se encuestaron 399 médicos que desarrollan su labor profesional en Atención Primaria.

Según el Doctor José Antonio Quintano, coordinador nacional del grupo de Respiratorio de Semergen, "la encuesta evidenció falta de formación sobre esta patología, algo comprensible dada la baja prevalencia de la alergia a abejas o avispas, si bien es importante corregir este déficit, ya que los pacientes afectados pueden sufrir reacciones muy graves".

Por su parte, el doctor Francisco Moreno, de la Clínica Lobatón de Cádiz, ahondaba en el hecho de la "gravedad" de las reacciones. "Según los estudios epidemiológicos, en Andalucía podría haber entre 67.000 y 277.000 personas alérgicas a los venenos de estos insectos, y se estima que hasta cuatro de estas personas podrían fallecer cada año como consecuencia de la picadura de una abeja o de una avispa".

El Doctor Moreno también ha insistido en la existencia de un tratamiento para estos pacientes, la vacunación con extractos purificados de veneno de abeja o avispa, un tratamiento que "consigue tasas de eficacia por encima del 80-90 por ciento, porcentajes de eficacia realmente altos".

Además, ha indicado que "el paciente se cura de su alergia y sabemos que los efectos conseguidos se mantienen como mínimo siete años después de haber interrumpido el tratamiento. Esto supone un cambio radical en la vida del paciente, ya que el hecho de evitar las picaduras condiciona de forma muy importante las actividades al aire libre que el afectado puede llevar a cabo. En algunos casos puede llegar a suponer tener que abandonar un puesto de trabajo".

Moreno, ha recalcado también la necesidad de derivar de forma prioritaria a estos pacientes al especialista: "el diagnóstico de este tipo de paciente en las consultas de Alergia es fundamental para poder darle unas normas de evitación del alérgeno y proceder a la instauración del tratamiento con vacuna".

El doctor Antonio Ramírez, del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, ha abordado el tratamiento agudo de la reacción y ha insistido en la necesidad de administrar adrenalina al paciente que está sufriendo una anafilaxia, reacción alérgica grave que puede suponer una amenaza para la vida del paciente: "todavía se sigue administrando Urbasón como primera opción a los pacientes que sufren una reacción cuando el tratamiento de elección es la adrenalina intramuscular".

También ha asegurado que los afectados por alergia a abejas y avispas "deben ir provistos de su medicación de rescate, existen autoinyectores de adrenalina que permiten que el paciente se administre una dosis de este fármaco de forma sencilla y segura".

Este comentario de Ramírez va en la misma línea que una campaña iniciada hace unas semanas en la plataforma 'www.change.org' por el Doctor Carlos Sánchez del Hospital de Puerto Real (Cádiz) en la que solicita la existencia de dos de estos autoinyectores en cada centro educativo. Esta medida aseguraría la atención de niños que puedan sufrir una reacción anafiláctica en la escuela.

DATOS Y ESTUDIOS

Los estudios epidemiológicos consideran que entre un 0,8 y un 3,3 por ciento de la población general sufre una reacción sistémica o generalizada tras la picadura de un himenóptero. Además, se estima que hasta cuatro personas mueren en Andalucía cada año por la picadura de un insecto himenóptero.

Junto a esto, el shock anafiláctico es la reacción más extrema que se puede sufrir como consecuencia de una picadura, se clasifica en cuatro niveles distintos en función de la gravedad. El nivel cuatro es el de mayor gravedad y se ven seriamente afectados los sistemas respiratorio y circulatorio, pudiendo ocasionar la muerte. Una reacción local, en la zona de la picadura, de más de diez centímetros de diámetro puede ser un indicio de alergia al veneno de himenópteros, por lo que se debe consultar a un especialista cuanto antes.

De la misma forma, si la reacción persiste más de 24 horas, también debe consultarse a un especialista para que diagnostique una posible alergia y poder evitar una reacción más grave en el futuro. El único tratamiento que cura la alergia al veneno de himenópteros es la inmunoterapia específica, es decir vacunas. Este tratamiento generalmente dura entre tres y cinco años, aunque en algunos casos se recomienda continuar la vacunación durante un período más largo.

Una vez completado el tratamiento, más del 90 por ciento de los pacientes vacunados contra la alergia al veneno de himenópteros no vuelven a sufrir una reacción alérgica, o al menos no es una reacción que ponga en peligro la vida.

El tratamiento de elección de la reacción anafiláctica, independientemente de cuál sea la causa, es la adrenalina administrada de forma intramuscular. Los pacientes alérgicos a la picadura de himenópteros en riesgo de sufrir una anafilaxia deberían llevar siempre consigo un autoinyector de adrenalina.

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