(ampliación) ébola. Csif denuncia al summa por ignorar los síntomas de teresa romero


El Sindicato Independiente de Funcionarios CSIF ha presentado sendas denuncias ante la Fiscalía y la Inspección de Trabajo contra la Gerencia del Summa 112 de la Comunidad de Madrid por “negligencia” a la hora de atender a la auxiliar de enfermería que se infectó de ébola, Teresa romero.
La base de estas denuncias, que se suman a las presentadas contra la gerencia del Hospital Carlos III, radica en que el médico que le atendió en casa observó “signos hemorrágicos” y comunicó este dato al Centro Coordinador de Urgencias (CCU), que pese a todo insistió en enviar una ambulancia convencional.
El día 6 de octubre, el marido de Romero telefoneó al CCU del SUMA y le comunicó su situación (sus síntomas y su contacto con los sacerdotes fallecidos por esta enfermedad), y este a su vez llamó al Servicio de Salud Pública del Ministerio de Sanidad.
Este último decidió no activar el protocolo de ébola, ya que la paciente no presentaba una fiebre de 38,6 (tenía 38,3), con lo que el Summa envió a casa de Romero una Unidad de Atención Domiciliaria (UAD), compuesta de un médico y un camillero en un vehículo normal. También se ordenó el envío de una ambulancia convencional”, ya que “el traslado al hospital de referencia (el de Alcorcón) era posible”.
Sin embargo, una vez allí, el médico observó “posibles signos hemorrágicos” en la paciente, con lo que volvió a llamar al centro coordinador para informar de que, además de lo referido por ella, la mujer presentaba “otros signos que eran compatibles con el ébola”.
El responsable de acción Sindical de CSIF Sanidad Madrid, Fernando Hontanga, explicó que el Centro coordinador decidió entonces no volver a llamar a Salud Pública, y “se empecinó” en trasladarle “en una UVI convencional sin ninguna protección, cuando se dispone de vehículos adaptados como los que se utilizaron para los dos misioneros”.
Asimismo, a Romero “se le envió al Hospital de Alcorcón en lugar de al Carlos III”, recalcó. Esta ambulancia siguió trabajando 10 horas más y en ella viajaron 7 pacientes, que al confirmarse el positivo en ébola de Teresa Romero fueron sometidos a observación en su casa, igual que los trabajadores de la ambulancia y de la empresa de limpieza que trataron el vehículo. “Les hemos pedido todas las grabaciones de aquel día”, indicó Hontanga, “esperemos que no las hayan borrado”.
El portavoz admitió que los signos hemorrágicos se pueden “confundir con un salpullido”, pero “sumados a la fiebre de 38,3, a las náuseas y al hecho de que (Teresa) había mantenido contacto con enfermos de ébola”, eran suficientes como para activar el protocolo.
Por eso “despertaron las sospechas del médico”, que empezó a protegerse “como pudo” aunque no disponía de un equipo integral”, y que en consecuencia informó al Centro Coordinador de las novedades.
“Simplemente”, este consideró que “no iba a volver a llamar otra vez a Salud Pública”, y “se empecinó en mantener la ambulancia convencional”, con el riesgo que esto supuso para trabajadores sanitarios y pacientes.
FALTA DE FORMACIÓN
Las otras dos denuncias presentadas por CSIF, también ante la Fiscalía y la Inspección de Trabajo, están dirigidas contra la Gerencia del Carlos III, a la que acusan de “no seguir el protocolo” y de “no proporcionar los medios y la formación necesarias” a las personas encargadas de atender a enfermos con ébola.
Según la portavoz del sindicato, Helena Moral, “a día de hoy aún no se han proporcionado los Equipos de protección Individual (EPI) adecuados, ya que siguen faltando guantes y mascarillas”.
Además, la formación “es inadecuada”, incluso la del curso que imparte la Escuela Nacional de Sanidad. “Estos cursos no están homologados” y “no incluyen el tratamiento del cadáver, cuando es el momento de mayor peligro de contagio”, destacó.
Moral agregó que estos cursos no se están impartiendo a los trabajadores del Carlos III encargados de asistir a pacientes de ébola, “ni siquiera a los que trabajan con los ingresados que estuvieron en cuarentena”, sino que los asistentes “se han elegido de forma muy sesgada”.
Las denuncias también recogen “el tratamiento indebido de los residuos orgánicos peligrosos” y “la falta de espacio en las exclusas”.
En este sentido, Moral reconoció que se han empezado a hacer obras para ampliarlas, con el problema de que “en tres de estas habitaciones, las reformas se han llevado a cabo con pacientes ingresados”. “No estaban contagiados, pero sí en observación, y una obra supone muchas molestias de ruido, polvo, etc”, señaló.
Preguntada sobre el médico que en un primer momento dijo que Romero podía haberse infectado por tocarse la cara con un guante, la portavoz dijo desconocer si “estaba deprimido” o si “había recibido presiones para hacerlo”, aunque sí tildó su actuación de “horrorosa y muy poco ética”.
“Va en contra de la ética entrar a preguntar a una paciente con más de 40 de fiebre, con toda la medicación que se le había administrado, para ver si había hecho o dejado de hacer”.
Por último, lamentó la situación del personal encargado de tratar a estos enfermos, que a veces “es discriminado” por sus propios compañeros, y pidió “tranquilidad” a los medios y “no confundir esto con una lucha entre colectivos (médicos, enfermeros y auxiliares), porque no lo es”.

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