Ankara responde con bombardeos a los ataques atribuidos a rebeldes kurdos

  • La aviación turca respondió con bombardeos el lunes por la noche a los ataques mortales atribuidos a rebeldes kurdos en varias ciudades del país, que sufre desde hace tres semanas un importante aumento de la violencia.

En la provincia de Hakkari, (sudeste) fronteriza con Irak, "17 objetivos fueron alcanzados con precisión", indicó el Estado Mayor turco en un comunicado.

Turquía sufrió el lunes una serie de atentados particularmente sangrientos.

En el sudeste del país, zona de mayoría kurda, cinco policías y un soldado murieron en ataques atribuidos a los separatistas kurdos del PKK, mientras que un grupo de extrema izquierda reivindicó el ataque del lunes contra el consulado de Estados Unidos en Estambul.

La misión estadounidense reabrió sus puertas el martes en medio de fuertes medidas de seguridad.

Además, otro soldado murió el lunes por la noche por disparos provenientes de posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán en Sirnak (sudeste), según el ejército turco.

El gobierno de Agri (este) anunció por su parte la muerte de siete rebeldes kurdos el sábado en operaciones militares.

Ankara lanzó el 24 de julio una "guerra contra el terrorismo" dirigida simultáneamente contra el PKK y los combatientes del grupo Estado Islámico (EI) en Siria, pero las decenas de bombardeos aéreos que siguieron a esa declaración se han concentrado sobre todo en la guerrilla kurda.

Según un balance publicado el fin de semana por la agencia gubernamental Anatolia, 390 rebeldes del PKK han muerto en los bombardeos llevados a cabo contra las bases de la guerrilla en el norte de Irak, y una treintena de miembros de las fuerzas de seguridad turcas han fallecido en ataques de los insurgentes.

La Unión Europea y Estados Unidos aseguran comprender el temor de Turquía por su seguridad, pero piden contención.

El lunes por la noche, John Kirby, portavoz del Departamento de Estado norteamericano, reiteró su llamamiento a Ankara "a tomar todas las medidas necesarias para evitar la muerte de civiles y actuar conforme al derecho humanitario internacional".

En ese contexto, Estados Unidos, aliado de Turquía en el seno de la OTAN, desplegó el domingo un primer grupo de seis jets F-16 y 300 militares en la base turca de Incirlik (sur), en virtud de un acuerdo concluido con Ankara en julio para luchar contra el EI.

El gobierno turco se ha mostrado durante meses muy reticente a combatir directamente al grupo extremista, por lo que fue acusado de laxitud por la comunidad internacional. Pero el atentado del 20 de julio en Suruç (sur), atribuido al EI y que mató a 32 civiles, cambió la estrategia de Ankara.

Desde entonces, la situación es cada vez más tensa en el país, con ataques cotidianos de la guerrilla kurda y represalias por parte del ejército, que han acabado con tres años de tregua en el marco de un proceso de paz.

Paralelamente al regreso de las hostilidades, Turquía se encuentra inmersa en una crisis política desde las elecciones legislativas del 7 de junio, que privaron al partido islamoconservador de la mayoría absoluta en el Parlamento.

En ese frente, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en el poder, y el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata), principal formación de oposición, deben decidir definitivamente esta semana si forman una coalición gubernamental.

El primer ministro, Ahmet Davutoglu, se reunió en Ankara con el líder del CHP, Kemal Kilicdaroglu, tras varias semanas de negociaciones.

"Los dos dirigentes (de ambas formaciones) se reunirán de nuevo el jueves o el viernes en función de sus agendas", declaró el ministro de Cultura y Turismo, Omer Celik, negociador del AKP, añadiendo que la formación o no de una coalición se conocerá tras ese encuentro.

Mientras, los detractores del presidente Erdogan lo acusan de desear el "caos" para preparar el terreno a unas nuevas elecciones legislativas anticipadas que propicien su victoria y le den vía libre para sacar adelante su enmienda constitucional.

"Erdogan (...) lucha por su futuro personal más que por el futuro de su país", afirmaba Semih Idiz en su columna del diario Hurriyet Daily News, acusando al presidente de "jugar con el futuro de Turquía como un sultán otomano motivado por ambiciones ciegas".

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